+18 Aburrido (Alma)

Recuerdo del primer mensaje :

Acababa de dejar a Martha en su casa e iba camino hacía la mía cuando pasé por delante de la casa de Alma y me quedé pensando. Tal vez estuviese aburrida. Aparqué unas casas más allá puesto que había decidido llamarla según pasaba de largo y saqué el móvil para llamarla- Hey, ¿puedes hablar? ¿Estas con Henry?- pregunté para saber si podía hablar o en cambio andaba ocupada.

Sonreí cuando dijo tan sinceramente que no lo sabía, que no recordaba mucho.Me estremcí de deseo cuando mordió mi barbilla de esa forma y seguí sin decir nada sobre eso porque sabía que los dos teníamos ciertas lagunas mentales.- Tengo una novia demasiado paranoica como para meter a una tía en casa-dije medio burlandome, pero vamos que ni se me pasaba por la cabeza, solo encontrar un pelo o cualquier cosa de otro chica y a Martha le daría algo. Pero después preguntó sobre ella según me cogía del cuello y la besé antes de decir nada- No lo sé...-dije al final con cierta sinceridad, me atraía tanto desde el primer día... Que a saber, no sabía si me hubiese podido resistir del todo.- Acaso te hubiese gustado?- susurré con cierta picardia girando a velocidad vampirica y estampandola ahora a ella contra la pared.

Respondió lo primero y sonreí. -Ya, entiendo... creeme que entiendo, casi que ha logrado ponerme paranoica a mí.- dije con una sonrisa por lo de Martha, pero en cierto modo sí que lo había logrado... nunca me había sentido con obligación de dejar atados los cabos o cuidar las cosas que había tiradas por casa... pero desde que ella me "visitaba" me parecía que tenía que cuidarme y mucho. Me besó luego de que le preguntara eso sobre mí y cuando me respondió que no lo sabía sonreí antes de sentir como ya me daba vuelta dejándome ahora contra la pared y preguntándome eso con mucha picardía. -Claro que me hubiera gustado... Me gusta el peligro.- murmuré mirándolo a los ojos y mordiéndome levemente el labio. -Tiene su punto.-

Sonriendo la entendí perfectamente, yo también tenía que ir con muchisimo cuidado. La di otro beso y cuando dijo eso del peligro no pude evitar reír ante un pensamiento que se me paso por la cabeza- Joder, no te cortas nada... Y no sabes como me pone- susurré sonriendo mientras bajaba con mis labios por su cuello. Sonreí al ver que se la habían quitado ya las marcas de mis besos de antes y continué bajando un poco hasta sus pechos, donde mordí uno de sus pezones y después comencé a lamerselo y a jugar con él a mi antojo. Me encantaba todo su cuerpo.

Dijo eso de que no me cortaba y sonreí, no era una gran novedad... pero me gustaba saber que eso lo ponía. Comenzó a bajar por mi cuello con besos y luego ya a quedarse en mis pechos, me encendí enseguida que su lengua hizo contacto por allí. Suspiré de placer ante cada una de las cosas que hacía. -Deberíamos hacerlo un día...- suspiré mordiéndome el labio sin poder evitarlo. -Deberías... "mostrarme" toda tu casa... cada rincón.- susurré provocadoramente mientras lo sentía desquitarse con mis pezones y suspiraba cada poco de placer.

Sonreí, no podía negar que sonaba genial- No suena mal...-susurré con picardía al tiempo que la cogía de la cintura y la hacía girar dejándola de espaldas a mi y de cara a la pared del baño- Puede que sea interesante- susurré en su oído según me pegaba más todavía a ella y presionaba su cuerpo contra la pared- Puede que merezca la pena follarte en mi casa- susurré empezando a besar su cuello lentamente sin cortarme para nada mientras aventuraba una de mis manos hacía delante y comenzaba a acariciar su sexo superficialmente.

Dijo que no sonaba mal y me giró poniéndome de frente a la pared dándole la espalda a él, suspiré de placer con ese movimiento y lo que siguió después. Sintiendo sus besos por mi cuello y luego el roce tímido de su mano aventurándose hacia mi sexo, me estaba haciendo delirar de placer y apenas me tocaba... joder, era demasiado genial. -Puede que merezca la pena... pero... creo que tendremos...- suspiré deteniéndome un segundo por sus movimientos y los suspiros que no podía evitar. -Que ser cuidadosos... Martha... cree que soy una zorra... que me muero por tener sexo contigo...- susurré. -Y tiene razón... me muero por que me folles.- dije sin cortarme cerrando los ojos y dejando mis manos a los lados de mi cabeza, sintiendo su cuerpo detrás mío.

Fue diciendo eso entre suspiros de placer y mordí su cuello con algo de picardia de broma, me ponía muchisimo. Reí levemente contra su cuello sin poderlo evitar cuando dijo eso, sonaba totalmente sexy así dicho- No creo que seas una zorra por eso, a mi me suena condenadamente bien- susurré mientras seguía acariciando su sexo aventurandome a hundir uno de mis dedos en su interior- Es más, yo también muero por follarte... Aquí, en mi casa, en cada condenada parte del pueblo-susurré sin dejar de darla placer con mis dedos lentamente pero sin pausa.- Seremos cuidadosos...-susurré casi como si la prometiera eso de no quedar al descubierto ante Martha.

Suspiré cuando dijo que no le parecía una zorra y que le sonaba bien. Fue diciendo ya lo demás al tiempo que iba hundiendo alguno de sus dedos en mi sexo y me hacía comenzar a soltar algún gemido de placer. Joder, claro que quería que hiciera todo eso que decía. Me daba igual Martha, de hecho... había logrado quitarme la ínfima parte de culpa que podría haber sentido cuando me atacó de esa forma... así que estaba en paz conmigo misma. Ben dijo que seríamos cuidadosos y es que sonaba condenadamente bien. -Lo seremos.- asentí disfrutando de sus dedos, mientras apoyaba un poco la frente en la pared y lo buscaba un poco con mi trasero sin poder evitarlo, queriendo que profundizara esos movimientos. -Cumpliré cada una de tus fantasías Ben... joder, no te detengas... y acaríciame los pechos, son tuyos.- susurré buscando con una de mis manos su cabeza aunque apenas podía alcanzarla, ayudándolo a que continuara con sus besos por mi cuello.

Asentí ante eso de que lo seriamos y casi me da algo cuando sentí como buscaba mi cuerpo con su trasero al tiempo que me decía todo eso- Joder... Suena perfecto, no te voy a dar nada de paz Alma... Vas a lamentar haberme dicho eso-susurré con mucha picardía en su oído según seguía dándola placer con mis dedos. Pidió que siguiera e introduje algún dedo más en su interior buscando que se desesperase al tiempo que llevaba también mi mano libre hacía sus pechos, acariciándoselos con la misma delicadeza, y jugando un poco con ellos a mi antojo ocmo me había pedido. Adoraba eso, adoraba que se cortara y me pidiera también lo que quiese. Tenía tal atracción y tan confianza con ella que ni se podía explicar. Suspiré y seguí besando su cuello, con mucha pasión, sin cortarme de nuevo en dejarla marcas que total se le irían, quería que todo su condenado cuerpo fuera mismo ahora mismo.

Dijo eso de que lamentaría haberle dicho eso y sonreí. Ya sentí sus dedos en mi interior y volvía a suspirar derritiéndome contra esa pared mientras sentía su otra mano en mi pecho, jugando con él y su boca recorriendo mi cuello. De verdad que me tenía alucinada, el sexo con ese vampiro era lo más inexplicable del mundo. No me costaba nada decirle lo que pensaba y darle los gustos que se le antojaran, sentía confianza y de verdad que no podía quitarme de en medio esa sensación de que realmente era verdad, era real. Lo que ocurría con Ben en esa condenada ducha era lo más real que había pasado en la semana. Con él no tenía que fingir recordar nada, simplemente era yo y sentía que se mostraba también tal y como era. Gemí al notar que aumentaba la intensidad. -Follame Ben... hazlo.- susurré pidiéndoselo porque no daba más.

Fui aumentando poco a poco el ritmo de mis dedos en su interior y me estaba excitando tanto sentirla disfrutar y gemir de esa manera que era de tontos negar la erección que tenía ya contra su trasero así que cuando me pidió que la follara no pude resistirme nada de nada. Abrí sus piernas algo más sin si quiera dignarme a darla la vuelta y aparté mis dedos de ella antes de hundirme de una vez en su sexo, empezando con fuerza esas embestidas, llevando su cuerpo más contra la pared según la iba penetrando. Quería follarla tan duro que no pudiese ni pensar.

Apenas pedí eso y ya Ben estaba separando algo mis piernas para hundirse de una vez y comenzar a embestir con fuerza, haciéndome quedar pegada a la pared de la ducha. El agua caía sobre nosotros y su cuerpo totalmente apoyado en el mío era una condenada delicia. No quería estar en ningun otro sitio del mundo. Comenzó a penetrarme duro y ya no me contuve gimiendo cuando lo necesitaba y sosteniéndome de la pared como podía mientras lo sentía embestir sin cortarse.

La sujeté mejor contra la pared y bajé una de mis manos hasta su sexo acariciando un poco su clitoris de paso para excitarla más todavía. Esa postura no me dejaba profundizar del todo así que era sumamente excitando intentarlo una y otra vez pero no llegar a conseguirlo del todo. Joder, para que mentir, me gustaba tanto Alma que cualquier cosa me hubiese gustado de ella- Joder...-susurré besando su cuello y sintiendo otra vez las condenadas ganas que tenía de morderla, pero no podía hacerlo así que casi con rabía por mis pensamientos fui penetrandola todavía más fuerte, buscando que gimiera y que se muriera de placer en cada embestida.

Ben pasó a acariciar algo mi clítoris y suspiré de placer, no podía ser todo tan excitante. Las embestidas tan esforzadas y fuertes me estaban haciendo ver las estrellas y sus besos por mi cuello me desquiciaban. Ojalá me hubiera mordido... moría por que lo hiciera, pero no iba a pedirle eso. Era lo mínimo que le debía a Erik. Continuó ya comenzando a soltar sus agitaciones y esas palabras sueltas que me ponían más si era posible. Aceleró ya mucho más dejándose ir y me pegué del todo a la pared sintiéndolo totalmente detrás mío mientras íbamos llegando al climax.

Las penetraciones se iban sucediendo pero todo eran intenso que no podríamos aguantar mucho más así que apenas duramos un minuto más antes de estallar llegando al orgasmo. Había sido totalmente genial. No podía ni hablar. Suspiré y salí de su interior antes de ponerme a su lado y apoyar mi espalda un poco contra la pared para sujetarme un poco e intentar tranquilizarme. Había estado genial, me encantaba el sexo con ella. No sabía que tenia pero me volvía loco.

Llegamos al orgasmo y fue totalmente genial... apenas podía pensar de verdad. Ben se acomodó a mi lado y yo me giré apoyándome también en la pared de la ducha, estaba totalmente exaltada por ese polvo, había sido increíble. -Joder... Ben...- murmuré mirándolo girando solamente la cabeza y apoyé mi frente en su hombro entre agotada y feliz, nos habíamos desquitado de verdad y ahora me sentía flotar.

Se apoyó en mi hombro tras darse la vuelta también y sonreí contento, lo había pasado realmente bien, sentía el agua de la ducha sobre nosotros y apenas ahora parecía que me daba cuenta de eso- ¿Lo has pasado bien?- pregunté con picardía queriendo escucharla algo más que esas escuetas palabras mientras intentaba recuperar yo mismo la respiración.

-Muy bien.- respondí con una sonrisa cerrando un poco los ojos y sintiendo el agua correr. Me sentía tan cerca de él... -Oye, necesito sangre... Nos secamos y caliento unas tazas al menos?.- le propuse porque no me apetecía salir a cazar ahora mismo. Ya me incorporé de la pared y me terminé de bañar antes de coger una toalla y envolverme en ella. Esperé a Ben sin cortarme en mirarlo hasta que ya salió de la ducha y le pasé otra toalla a él.

Mencionó la sangre y de golpe me di cuenta del hambre que tenía yo también. - Vale- asentí, era lo mejor, no me gustaba mucho esa sangre pero ahora mismo parecía mejor que salir por ahí. Me terminé también de duchar y cogí la toalla que me pasaba con una sonrisa- Mi ropa estaba... ya- dije tras recordar que estaba en la habitación. La di un beso sin poder evitarlo cuando pase por su lado y ni bien llegué a la habitación me puse los boxers y los pantalones antes de buscar mi camisa por allí.

Sonreí cuando Ben pasó a mi lado dándome un beso. Enseguida, salí del baño tras él y entré en la habitación... cogí mi ropa tirada por ahí, me puse la ropa interior, los shots y otra camiseta antes de comenzar a arreglarme algo el cabello mirándome al espejo. -Porqué Martha se la toma conmigo? Has pensado eso?.- le pregunté de golpe. -No creo que sea yo la única chica con la que estás...- dije dando por hecho que la engañaba con otras. ya me giré y cuando me acerqué a él crucé mis brazos por detrás de su cuello y le estampé otro beso. -Bajemos.- dije para ir a buscar la sangre.

- No sé, supongo que será la forma en la que me miras, se nota mucho que te pongo -dije de broma como si se la notara mucho o algo así, pero no tenía ni idea, y claro que lo había pensado. Dio por hecho que la engañaba con otras y enarqué una ceja- ¿Qué te hace pensar eso?- la pregunté enarcando una ceja antes de que me besara. Sonreí y bajé ya tras ella para ir a la cocina a beber algo de sangre.

-Ya, será eso.- dije sin hacerle caso cuando dijo lo primero. -Aunque es más probable que sea por el modo en el que tú me miras a mí en realidad.- murmuré con una sonrisa. Ya me preguntó lo demás mientras bajaba las escaleras. -No sé, me dió esa impresión... pero nada más ¿Me equivoco?.- dije mirándolo un segundo y entrecerrando los ojos como si lo analizara.

- Será eso-dije como ella sonriendo sin hacerla realmente caso hasta que dijo lo demás mientras bajábamos- No, no te equivocas- dije reconociendo que no era la única tía con la que engañaba a Martha, pero si que era la única con la que me sentía un poco culpable. Supongo que el hecho de que Martha la tuviera tanta manía tenía algo que ver.

Escuché su respuesta y sonreí negando con la cabeza. Al menos era sincero. -Ya me lo imaginaba, soy muy intuitiva.- dije ya en broma aunque eso de que era inuitiva era algo cierto. -Ven, sígueme a la cocina.- murmuré después y ya fui guiándolo por la casa. Saqué del frezeer algunas bolsas de sangre y las puse a calentar. -Odio esta sangre, pero a veces no tengo ganas de salir...- le dije con una sonrisa cuando ya tuve listas las tazas pasándole una y sentándome en uno de los taburetes para beber de la otra.

Llegamos a la cocina y mientras ella ponía la sangre a calentar y yo me senté como si nada encima de la encimera- A mi tampoco me odias pero es lo que dices, muchas veces no queda otro remedio-dije sonriendo levemente porque yo si las tomaba más que nada era en momentos que no me apetecía salir de casa o algo así.