Un día cualquiera (Park)

Estaba siendo un día realmente aburrido. Me había levantado y no había hecho gran cosa, encima estaba solo en casa así que tras dudar un poco no lo pensé demasiado y decidí salir de casa a dar una vuelta. Me dí una ducha, me puse algo de ropa limpia y cogí las llaves antes de salir de casa.

No tenía muy claro ni a donde ir, así que simplemente me deje llevar. Terminé caminando por las calles sin rumbo fijo y llegué sin darme cuenta hasta el parque. No había mucha gente, solo un par de chicos jugando al baloncesto y un par de niños con las bicicletas por allí. Estuve paseando un poco por allí escuchando música con mi Ipod hasta que me aburrí y decidí sentarme en uno de los bancos que había libres, simplemente dedicándome a observar a los humanos que paseaban por allí. Estaba realmente aburrido la verdad.

Había decidido caminar un poco y conocer los lugares de la que estaba compuesta aquel pueblecillo, que parecía bastante tranquilo entre otras cosas. No se escuchaban demasiados rumores, la gente era calmada y parecía todo convivir en armonía. Lo cual, en vez de ser algo bueno para Sunny, era todo lo contrario.- Algo fuera de lo común, no le vendría mal a este lugar... -Musitó mientras caminaba con las manos dentro de su chaqueta de Jean, al momento de avanzar, por aquel parque, al cual había llegado siendo guiada, tan simplemente, por sus ganas de "pasear".- Uff.. hace bastante calor.. -Afirmó enseguida, mientras intentaba usar su diestra como un abanico, para tratar de echarse algo de aire. Sin embargo, tanta tranquilidad, la hizo ensimismar. Y en un instante, sonreír, ya que se sentía tan particularmente tranquila y casi del común, como todos los demás. Pues, no había visto a nadie que le hubiese observado, o al menos, eso sentía, de forma rara. No obstante, salió de su pequeña introspección cuando un joven chocó contra su cuerpo, y le hizo de inmediato caer al suelo.- Auch.. -Se queja en voz baja, mientras abría sus ojos y sentía un dolor en su cadera, por la caída, sin siquiera, haberse fijado con quien se había golpeado. No así, lo peor de todo, sucedió. Y al abrir sus ojos, un joven algo apenado le ofrece su mano para ayudarle a levantar, y ésta al tomarla, olvidando por completo su "don". Extrae los recuerdos y la energía ajena, que ahora, hacen que el joven que la asistió a levantarse, caiga al suelo algo debilitado.- L..Lo siento.. -Se alarma, sin saber qué hacer, mirando a todos lados, tratando de pedir ayuda ya que el chico se había desvanecido ante el apretón de manos y esfuerzo. Lo que lleva a ella, a percibir todos esos recuerdos dolorosos del muchacho en cuestión, y hacerla sentir un incesante dolor de cabeza.-

Estaba tan tranquilamente pensando en mis cosas y escuchando la música del Ipod cuando ante mi banco vi como una chica y un chico se chocaron. Sonreí sin poder evitarlo al ver como la chica se había caído y todo. Bonita forma de ligar. El chico le ayudó enseguida a levantarse pero ahí fue cuando algo raro paso, no sabía muy bien qué pero la cuestión es que el chico se terminó cayendo al suelo algo debilitado. Eso si que era raro... Me quité los cascos el ipod y me acerqué cuando la chica miró alrededor en busca de ayuda- ¿Estas bien? ¿Qué ha pasado?- pregunté a la chica mientras ayudaba al chico a incorporarse del suelo, no estaba insconciente pero tampoco parecía con muchas fuerzas- Vamos al banco- le dije más que nada al chico para que se sentara allí a recuperar algo de fuerzas. A mi la gente por lo general me daba igual, tranquilamente le podría haber dejado en el suelo y largarme pero esa chica me había intrigado, no sabía si había sido cosa suya o solo casualidad.

La rutina había propiciado que cambiase de nuevo mi estilo de vida mudándome otra vez. Era mi primer día en aquella ciudad. La sed de sangre me despistó de mis pensamientos. Con todo el trabajo que había tenido con la mudanza no había podido alimentarme. Me puse mi chaqueta negra mate, que resaltaba el color azul aguamarina de mis ojos, y salí de mi nueva casa. Anduve por las calles de aquel lugar en busca de mi próxima presa. Sin a penas darme cuenta llegué hasta un parque. Avisté a lo lejos a unos hombres en bicicleta, y un poco más cerca a otro grupo de chicos jugando al baloncesto. Audaz y hábilmente le arrebaté el balón a uno de ellos y lo encesté en el aro. Se quedaron atónitos, pero obviamente ellos no sabían quién, o mejor dicho, qué era realmente. "Inocentes" pensé en mi subconsciente. Había elegido quién sería mi presa, no obstante, algo desvió mi atención. Giré la cabeza y pude ver a una chica que estaba en el suelo como consecuencia de un encontronazo. Me quedé inmóvil observando atentamente como un chico iba a ayudarla.

Por un momento se ensimismó, no sabiendo en lo absoluto cómo proceder. Sus manos tambalearon, hasta el punto de colocarse nerviosa. ¿Cómo rayos le había ocurrido aquello? Precisamente en un lugar como ese. Sin embargo, su atención pronto fue enfocada hacia alguien que se acercaba a dicha escena. Un joven alto, bastante acuerpado que curiosamente llegó preguntando por su bienestar y ayudando al mismo tiempo al chico que había caído, siendo ella incapaz de asistirle. Les siguió a una distancia prudencial hasta la banca, y observó a su alrededor, como sintiéndose culpable, viendo de soslayo a una fémina que los miraba. Aunque en aquel instante, quiso cerciorarse del estado del muchacho- Yo...¿Él estará bien?. -Inquiere de forma torpe, aún cuando sabía que le había arrebatado parte de su energía vital.-

- ¿Me ves con cara de ser médico?- dije enarcando una ceja tal vez un poco borde cuando la chica preguntó eso, pero era obvio que no tenía ni idea, ni si quiera sabía que le había podido pasar, estaba totalmente perdido. El chico se sentó en el banco y poco a poco se fue recuperando un poco, al menos lo justo para decirnos que estaba bien, que necesitaba solo estar un poco sentado. Parecía bastante desorientado y parecía tener tan poco idea de lo que había pasado como yo pero no le atosigué a preguntas, pero que se recuperara y listo- ¿Qué ha pasado?- le volví a preguntar a la chica sin hacer demasiado caso de la gente curiosa que se había quedado a nuestro alrededor para ver que había pasado.