En clase (Caroline)

Llegué temprano a clase, todavía no había llegado nadie y decidí sentarme en un pupitre más o menos en el centro de la clase. Pasados unos minutos comenzó a entrar la gente hasta que la clase se llenó. Aún faltaban unos minutos para que fuera en punto por lo que me dediqué a observar a los alumnos que hablaban en grupitos y andaban con sus móviles. Por último entró una chica rubia que percibí que era como yo. No le quité la vista de encima y vi como se sentaba en el único hueco que quedaba libre en clase. Es decir, delante de mi. La curiosidad me mataba ¿Qué demonios tenía que aprender un vampiro en clase? Se supone que eran viejos y sabían muchas cosas. En fin, que estiré mi brazo y le di un toquecito en la espalda para que se girase y pudiésemos hablar.

-¡Hola!- dije sonriendo -Es la clase de Historia ¿No? Es que soy nueva por aquí y espero no haberme equivocado, no quiero quedar mal en el primer día- dije con mi mejor sonrisa -Por cierto, soy Allyson Jackson- dije tendiéndole mi mano.
-No quiero molestar, pero tengo curiosidad ¿Cómo es el profesor o profesora? Muy puntual por lo que veo no es- dije mirandola -Por cierto, igual necesito que alguien me enseñe las instalaciones ¿Te importaría ayudarme por favor? No quiero ser una molestia, sino puedes no pasa nada- dije con carita de niña buena.

La vampiresa me tendió la mano presentándose ante mi. Sonreí por su amabilidad y tuve que contener la risa por lo del profesor. Me puse contenta al saber que me enseñaría los alrededores. Me iba a dar pena haberla engañado, pero tenía que hacer una entrada triunfal. Así que aprovechando que saludaba a algunos de sus compañeros, me levanté de la mesa, me dirigí a la pizarra y comencé a escribir mi nombre. Acto seguido me dirigí a toda la clase -Hola a todos soy Allyson Jackson vuestra nueva profesora de Historia. El señor Fleming no va a poder acompañarnos el resto del curso, no me preguntéis porque es sólo lo que sé, por lo tanto yo le sustituiré para el resto del curso y seguiré donde lo habíamos dejado- dije mirando a cada uno de mis alumnos.
-¿Alguien sería tan amable de decirme donde nos hemos quedado?- pregunté con una sonrisa amable.