Bebiendo (Ben)

No sé que me pasaba dede que había tomado la sangre de Santiago estaba como revolucionada y deseaba matar. Fui al At Night y me senté en la barra a beber para ver si con la borrachera se me quitaba un poco el apetito y me olvidaba de todo un poco.

Decidí salir a tomar algo, así que fue al At Night ya que era de los mejores sitios del pueblo. Entré y tras echar una ojeada vi a Miriam en la barra- Hey- la saludé con una sonrisa.

Acababa de terminarme un abotella y ya le estaba pidiendo la segunda al camarero cuando escuché la voz de Ben, me giré y le vi.
-Hola ¿Qué tal?- dije mirandole empezaba notarme un poco borracha.

- Bien, ¿y tu? ¿Estas mejor?- dije por todo lo de Santiago mientras me pedía un whisky.

-Estoy genial, estupendamente nunca me había sentido así es como si acabara de convertirme- dije muy cotenta.

- ¿Y eso? ¿Qué te ha pasado?- dije sonriendo y enarcando una ceja porque se la veía muy contenta.

-Pues cuando me dejaste en casa me dolía todo, estuve unos días mal y al final decidí ir al médico y adivina quien era... Santiago, casi me da algo cuando le vi- dije bebiendo.

- ¿En serio?- dije enarcando una ceja tanto por lo de Santiago como por lo que la siguiera doliendo todo, no era muy común por muchas cosas que no pasaran nos recuperabamos apenas en un dia.

-Si en serio por supuesto me iba a ir pero me dió un pinchazo y me atendió al final me dijo que la única cura era su sangre y accedí y le mordí, pero después de hacerlo quiso que me descubrieran tuvé que huir por la ventana- dije riendo porque había sido gracioso.

- Ya... pues me alegro que estes bien- dije sin saber que decirla porque desde luego yo no abria mordido a alguien que había intentado matarme, es más nada más ver que era el medico me había largado....

-Es lo que traté de hacer... Lo siento por culpa de su sangre leo la mente- dije disculpandome ya que me salía sólo y no podía evitarlo era como si todos mis sentidos estuvieran más agudizados.

- Genial...-dije algo borde y suspirando mientras bebía un poco de mi whisky.

-Joder no lo hago queriendo, lo único que quiero es matar y otras cosas por eso estoy bebiendo para ver si se me pasa- dije suspirando.

- Pues mata, tampoco hay nada de malo en eso- dije sin mirarla mientras continuaba bebiendo.

-Ya... pero vas a tener que pararme porque soy capaz de arrasar con todo el local- dije porque me costaba controlarme.

- No te pararé- la aseguré con una pequeña sonrisa porque no era mi estilo, ya era mayorcita para saber lo que tenía que hacer.

-Vale ¿Tienes hambre?- dije mirandole.

- Pues ahora que lo dices si...-dije tras pensarlo unos instantes.

-Muy bien, ¿Se te antoja algo en particular?- dije mirando a mi alrededor buscando a mi víctma.

Miré alrededor y señalé a una rubia que había al fondo- Me encantan las rubias- dije con mi mejor sonrisa porque era verdad.

-Uy que suerte tengo, ¿No ves que ahora soy rubia?- dije porque me había teñido.
-En cambio a mi me encantan los morenos- dije señalando al chico que estaba con ella.

- No me había fijado lo siento- dije sin cortarme para nada porque no me iba fijando mucho en la gente. - Bueno pues te veo luego- la dije con un guiño para acercarme de una vez hacía la chica y sacarla de allí.

-Hasta luego- dije despidiendome de él para ir a buscar al chico, me lo llevé a un callejón y le dije que corriera antes de sacar mis colmillos me apetecía divertirme. El chico corrió y fue a parar a donde estaba Ben con la chica, trató de defenderse y me clavó un barrá de hierro que había en el suelo en mi abdomen, pero no me hizó nada y le estampé contra la pared del callejón para morderle sin piedad.

Miriam estaba en plan guerrera por lo que pude ver, se estuvo peleando un poco con el chico pero yo simplemente había hipnotizado a la chica para que no huyera así que desenfunde mis dientes y la mordí... hasta matarla. Suspiré dejando caer el cuerpo al suelo. Llevaba matando demasiado y ahora no podía controlarme, tendría que controlarlo de verdad lo antes posible si realmente quería morder a Alma de nuevo... No podía correr estos riesgos con ella.

Continué bebiendo del chico saboreando su sangre y notando como poco a poco se estaba quedando sin pulso, bebí un poco más hasta agotar la última gota de sangre de su cuerpo y lo arrojé al suelo como si nada. El olor a sangre del callejón había conseguido excitarme, así que lamí la sangre de mis labios antes de arrancarme la barra del abdomen, tirarla al suelo y besar a Ben.