Dando una vuelta. {Libre}

La charla con Caroline había sido agradable, bueno, era agradable hablar con alguien. Había pasado solo los últimos meses. Desde que Elena había echo su elección, decidí quitarme del medio, dejar de estorbar. Pero ese no era mi estilo, yo no era un vagabundo que se escondiera, ni que se arrastrara porque una chica me hubiera echo daño. Y sabía que volver había sido una sabia decisión. Más con Klaus y Katherine rondando por el pueblo.
Me detuve en el puente del cementerio, apoyando los brazos en la madera vieja de la que estaba echo. Necesitaba emoción, adrenalina, algo más divertido que comer conejos o ardillas, nunca había entendido como mi hermano podía haber sobrevivido tanto tiempo de esa forma.

Mis sentidos agudizados podían sentir el ruido de aquel coche aún viniendo de lejos. En pocos instantes, el coche aparco a unos pocos metros de donde me encontraba. Giré la mirada hacía ese mismo coche, encontrándome con aquella chica de pelo rubio. Una humana, podría ser divertido. Podría alimentarme o simplemente jugar con ella, ambas opciones sonaban lo suficientemente bien.
Llevaba lo suficiente sin hacerlo, mis sentimientos por Elena habían bloqueado esa parte de mí, y ya era hora de volver a mi antiguo ser.
- ¿Qué te hace pensar eso? .- Clave mi mirada en ella a la vez que hablaba, apoyandome de espaldas en la madera del puente.

No me esperaba que fuese una chica la que conduciera a tanta velocidad .- Comente sin apartar la mirada, la cual en ocasiones resultaba intimidadora, pero sabía que tanto como irresistible.- Así es, soy de aquí.- conteste, dando unos cuantos pasos hacía a ella.- Me fuí un tiempo, pero creo que el pueblo estaba demasiado tranquilo, y alguien tendra que animarlo.- Dibuje una sonrisa en mi rostro, encantadora como siempre.
No creí que llevara verbena, por lo que decidí empezar a divertirme, empezando por controlar su mente. Solo me alimentaria, sin matarla, lo suficiente para saborear el dulce sabor a sangre humana.
- Lo que pase ahora, vas a olvidarlo .- Clave los ojos en los suyos, era un poder que controlaba a la perfección.

Bueno en mi epo...digo en las ciudades donde he estado, las mujeres son bastante difernetes .- Dije con un tono tranquilo, sereno. Sentía como su sangre bombeaba, podía oirlo, y el olor era suave. - Todo a su tiempo, seguro que no tardas en descubrirlo.- Murmuré, tampoco me costaría mucho animarlo, simplemente era fácil, siempre que evitara a Stefan y a Elena.

¿Sabes? No deberías andar sola por estos sitios, no son seguros.- Dije con tono firme a la vez que sujete su pelo en un lado, dejando el otro lado de su cuello libre.

Si, justo eso, chapadas a la antigua .- recalque, pensando en aquellas épocas, sin duda las mujeres habían dado un gran cambio, cosa que desde luego agradecía en ocasiones. Escuche sus palabras, la ignorancia de los humanos me parecía enorme.- Quizás, creo que no te han contado muchas historias sobre este pueblo, mucha gente muere por ese tipo de ataques.- Mi sonrisa se amplió, disfrutaba metiendo miedo a la gente, quizás era demasiado cruel.
Aparte mi mano cuando ella se alejo. ¿Qué había pasado? Jamás había fallado...a no ser...- Verbena.- Susurre, frunciendo el ceño, y lleve la vista hasta su colgante, cada vez era más dificil alimentarse de humanos.- Salvatore, Damon Salvatore.

Cierto, la emoción es lo último que ha de perderse.- Rodé los ojos, encogiendo los hombros.- Pero también deberías tomar precauciones, y sienteté privilegiada, no suelo dar consejos.- La devolvió el guiño mientras seguía mirando el colgante.
- ¿De donde has sacado ese collar? .- Tenía que cerciorarme de que no quedaba rastro de esa planta en el pueblo, aunque quizas podría hacer como Katherine y conseguir que no me debilitara.- ¿Y por qué no creer?.- Dije en un tono misterioso.
- ¿Y tu eres? .- Pregunte con un tono curioso.- Con suerte o por desgracia igual puedes vivir alguna.

Aquella chica parecía valiente, demasiado, o quizas solo era la ignorancia. Aunque a veces me parecía inlógico que no supieran lo que habitaba en este pueblo, pero por supuesto era una ventaja para mí. Conocía perfectamente los riesgos de lo que pasaría si se descubría quienes eramos en realidad, una masacre.
- Bueno, dicen que hay que temer más a los vivos.- Comente, no quería dejar ninguna sospecha. La mire, mientras escuchaba lo que me decía, un regalo, eso me tranquilizo unos instantes.- No, no lo abras.- Antes de que pudiera ver su corte, sabía que se lo había echo. El olor a sangre inundo todos mis sentidos. Mis ojos se dilataron poniendose mucho más oscuros y note como los músculos de mi cuerpo se tensaban.- Es mejor que te vayas, ahora.

Llevaba demasiado tiempo sin comer y el control ya no era tan fácil. Seguía sintiendo aquel olor, mientras que las venas de mi cara se iban hinchando más. Escondí mi rostro mirando hacía el otro lado, intentando respirar hondo.- Vete...- Murmuré, apretando mi propia mandíbula, no sabía cuanto podría aguantar. No podía matar, no ahora, el pueblo volvería a sospechar, y no quería huir otra vez, tenía que quedarme.
Las ganas iban aumentando y rápidamente, en un cerrar y abrir de ojos estaba delante del coche, mi sonrisa ya no era amable, ni mi mirada intentaba provocar, solo tenía hambre.

Solo necesitaba un poco de su sangre, lo suficiente para que su hambre pasará. El colgante se había caído y podría borrar su memoria después. Un poco de diversión, sí. En otro abrir y cerrar de ojos estaba en la puerta del coche, la que abrió de manera brusca.
- Te prometo que pasará rápido .- volvía a sonreír, y su tono era sombrío y firme.- No te dolerá mucho.- Cogió su brazo hasta que consiguió sacarla del vehículo.

Antes de que pudiera morder su apetecible cuello, sentí como la estaca de madera desgarraba mi estómago. Un dolor bastante insoportable. Mis piernas se debilitaron haciendo que callera al suelo, y lleve mis manos a la herida. Aprete los ojos con fuerza a la vez que jadeaba por el dolor. ¿como es que tenía una estaca? ¿No se suponía que no creía en la existencia de ningún ser sobrenatural? Me retorcí en el suelo. Tenía que sacar aquella estaca de madera de mi cuerpo.- Te has equivocado.- Dije con las fuerzas que me quedaban.

Seguía tirado en el suelo, con todos mis músculos en tensión. Cogí la punta de la estaca de madera, cogí aire, y tire de ella con fuerza, sacándola de mi cuerpo. El dolor era profundo e intenso pero en unos instantes había pasado, aunque me había debilitado, y ahora si que necesitaba alimentarme. Deje caer la estaca en el suelo y corrí rapidamente, al menos lo más rápido que mis fuerzas me dejaron en busca de aquella chica. De vez en cuando tenía que pararme a coger aire y respirar, pero fuí lo más rápido que pude.

Podía oler su sangre, estaba cerca. Esto era igual de divertido que saborear su sangre. Así actuabamos, eramos depredadores, y ya no iba a evitar serlo. Así había sido siempre. Me subí a uno de los árboles del bosque y cuando la chica estuvo lo suficientemente cerca, baje de un salto hasta la llanura del bosque, quedandome justo en frente de ella, a unos pocos pasos.
- ¿Vas a algún sitio? .- Mi voz era tensa pero sombría, y mis ojos se volvieron a clavar en los suyos. Podía aprovechar para borrar su memoria, que no recordara nada y no pudiera contarlo, pero el hambre era demasiado intenso.

Esas palabras trastocaron mi ser, antes no me hubiera importado, pero supongo que todo era distinto ahora. Siempre había perdido todo, es lo que tenía ser cruel y ver a los humanos como algo inferior, como un plato, algo de lo que alimentarse. Y sabía que estaba escondiendo esa humanidad de nuevo, como hace unos años, intentando huir del daño y del sufrimiento.
- Puedes irte .- Dije con una voz serena echandome a un lado, pero antes de que ella pudiera reaccionar, me dirigí de nuevo a ella.- No le cuentes esto a nadie.- Mi tono de voz volvió a ser algo agradable, casi humano. Podía haber borrado su memoría, pero no lo intente, solo se lo pedí.