Corriendo (Alma)

Erik ya llevaba un par de días en el pueblo, puso orden en su casa y después decidió volver a la normalidad.
Esa mañana hacía un poco de frío y había una intensa neblina. Erik se preparó el batido de proteínas que se preparaba a diario antes de salir a correr y lo bebió, como de costumbre. Después de ducharse y vestirse, salió a correr por el bosque, que era la razón prácticamente por la cual Erik había vuelto al pueblo: estaba enamorado de sus paisajes y después de un último año ajetreado, quería volver a tener tranquilidad, orden y paz en su vida.
Escuchaba música fuerte y no estaba prestando atención a la gente, hasta que vio una rubia que le sonaba bastante... Era Alma, aquella chica con la que casi tuvo una historia de amor la vez pasada que estuvo en el pueblo... Estaba a punto de enamorarse cuando Erik se tuvo que marchar.
Eso no le gustaba nada, así que decidió ignorarla y pasó de largo delante de ella; pero ella le saludó, y Erik se hizo un poco el tonto, haciendo como si no la conociera. Dejo de correr y estrechó su mano.
-Hola, soy Erik.

Spoiler:

Había salido a caminar un poco por ahí, correr no tenía demasiado sentido en frente de la gente porque desde que era vampira podía doblar a todo el mundo en velocidad y perdía gracia eso de tener que ir fingiendo... Así que dejaba lo de correr para las noches y durante el día simplemente paseaba un poco.
Me pareció ver que pasó a mi lado Erik, pero no podía ser... hacía mucho tiempo que no sabía de él, se había largado de Fell's sin avisar y ni siquiera recordaba si para entonces estábamos de amigos o no. Es que siempre acababa todo extraño con él, desde que ya no nos acostábamos era díficil encontrar un modo de relacionarnos que no acabara en discusión. Negué con la cabeza, no podía ser... pero luego ya estuve segura. Era él. -Ey.- lo llamé la segunda vez que pasó a mi lado. Se dió la vuelta y se acercó a darme la mano como si no me conociera, podia oír los latidos acelerados de su corazón. -Hola. Soy Alma.- dije mirándolo con curiosidad, ¿de verdad no me recordaba? -No puedes no acordarte de mí...- le dije entrecerrando los ojos entre desconfiada y sorprendida.

Alma se volvió a presentar y le preguntó si realmente no la conocía... Pues claro que se acordaba de ella, pero le había sentado como una patada en el estómago cuando leyó en el periódico que se iba a casar... Y encima con el imbécil de Ben. Llevaba mucho tiempo sin verla, y estaba distinta, algo en sus ojos, en su olor... algo distinto había en ella que no conocía, lo cual le atraía más por una parte, pero después volvió a pensar que se alejó de ella porque le estaba empezando a gustar de verdad.
-Aaah... Alma, Alma... Claro que me acuerdo de ti.-fingió haberse olvidado de ella, para hacerse el desinteresado, como siempre.-¿Qué tal estás? Tanto tiempo...

Dijo eso y lo miré intrigadísima. -De verdad no me has recordando enseguida? Joder... Estás dañando mi estima, espero que lo sepas.- dije con una sonrisa. -Y no es algo tan sencillo de dañar por otra parte...- murmuré después mirándolo a los ojos. Podía sentir ahora su aroma con mucha más intensidad, ni que decir de los latidos de su corazón... todo era diferente y me seguía pareciendo interesante como desde el primer instante en que lo había visto. -Pues vale, si no te acuerdas entonces me tocará recordarte... ¿Te importa si te hago compañía un rato? Hace mucho que estás de vuelta en Fell's... Te fuiste sin avisar, te busqué bastante.- le dije siendo sincera y comenzando a notar que tenía que controlar la sed que empezaba a sentir. Había ido hasta su casa buscándolo, pero es que la última vez que nos habíamos visto habíamos acabado mal y había pasado tanto desde entonces que ni sabía en qué lugar de nuestra relación estábamos.

-La verdad es que llegué hace un par de días.-dijo sacando de su bolsillo una cajetilla de cigarros, le ofreció a Alma y se llevó uno a la boca. Era un poco contradictorio que saliera a hacer deporte y luego se pusiera a fumar; pero así era Erik.-Lo que pasa, es que he estado haciendo cosas por mi casa, arreglos... y esas cosas, así que esta es mi primera salida oficial.-le dio una calada a su cigarro mientras la miraba fijamente.-Entonces... ¿te invito a un café?

Sonreí asintiendo cuando dijo eso. Cogí el cigarro colocándolo en mis labios y me acerqué un poco para que me lo encendiera con su mechero. Desde que era vampira no sabían igual, pero no podía quitarme la costumbre de fumar y con él me gustaba. -Ya, pues me alegra que volvieras... Aquí no ha pasado gran cosa, pero este pueblo tiene algo, que todo el mundo acaba aquí.- dije con una sonrisa dándole una primera calada tranquila y profunda. Me dijo lo de un café y acepté enseguida, me apetecía salir un poco de la burbuja en la que andaba ultimamente. -Claro, será un placer.- le dije sonriendo y mirándolo a los ojos. Podía sentir la sangre en su interior... joder, si al menos hubiera cazado. Pero pensaba controlarme, sabía que tenía que hacerlo... o no.

Erik y Alma se dirigieron a la cafetería. Erik se acabó el cigarró y lo tiró al suelo, le abrió la puerta a Alma para que pasara y así poder mirar su culo, sintió un gran deseo de agarrarlo pero se contuvo. Solo pensaba en hacerlo con ella en ese momento, era algo casi superior a él. Se sentaron uno frente al otro y Erik pidió un macchiato.
-Y bueno, cuéntame... ¿qué es de tu vida? ¿me has echado mucho de menos?-dijo mientras la miraba fijamente a los ojos, se la estaba comiendo con su mirada.

Caminamos hasta la cafetería y Erik apagó el cigarro antes de entrar. Yo estaba fumando muy tranquilamente y no solía hacerle demasiado caso a las normas sobre prohibiciones en general así que entré fumando y fumando me senté en la silla. Sonreí cuando Erik me preguntó eso mirándome de esa forma ¿Cómo iba a hacer para no morderlo? -Pues sigo estudiando, trabajando un poco como modelo a veces y viviendo con Ben.- dije por lo de cómo iba mi vida. -Y sí, te he echado de menos... Quizá no me lo creas, que ahora has dejado en claro que apenas me recuerdas, pero lo cierto es que te he recordado algunas veces y... me hubiera gustado cruzarte por ahí... Ya te lo he dicho, me alegra que estés de nuevo.- dije sonriendo y siendo sincera. Me pedí un expresso. -Y tú? Me has echado de menos? La última vez que nos vimos acabamos bastante mal si no tengo mala memoria...- dije mirando mi cigarro y ya lo apagué en el cenicero de la mesa.

"Ben... menudo gilipollas" pensó Erik, le cabreaba que siguiera con ese tipo.
-Bueno, bueno, no importa las cosas que pasaron antes.-dijo sentándose en el mismo asiento en el que estaba ella, no quería por nada del mundo admitir que sí que la había echado de menos, de modo que ignoró su pregunta y la arrinconó un poco.-Lo importante es que estamos tú y yo, aquí, sentados, en una cafetería hablando... Y el destino nos puso justo en el lugar donde nos conocimos.-dijo acercándose cada vez más a ella.

Lo miré ponerse de pié y sentarse junto a mí en el sillón de la cafetería y escuché algo confundida lo que iba diciendo. Ya dijo eso de que el destino nos había traído a ese sitio y sonreí divertida al ver como me "arrinconaba". -Vaya, sigues siendo el mismo acosador de entonces.- dije en broma con una sonrisa. "Verás, algunas cosas han cambiado en mi vida... y quisiera no tener que mostrártelas, pero si sigues acercándote no podré controlarme y beberé de tí" pensé, no podía oler mejor. -Y no has encontrado alguna jovencita con la que pasar más que un rato, seré curiosa?.- le dije con una sonrisa girándome a mirarlo y colocado mi cabello detrás de mi oreja sin mostrar ni un poco de perturbarción por tenerlo tan cerca.

-Acosador, claro... pero tu acosador favorito.-dijo lamiéndose los labios-Bueno...-pensó en lo que había dicho de las jovencitas.-Digamos que un caballero no tiene memoria.-guiñó un ojo, Alma se colocó el pelo detrás de la oreja y Erik solo quería mordérsela. Llevaba una semana sin estar con nadie y estaba más caliente de lo normal; pero aquella tensión sexual fue interrumpida por la camarera, quien entregaba los cafés.-Salvada por la campana...-dijo mientras la miraba de reojo.

Murmuró eso primero y me encogi de hombros asintiendo, no me molestaba que fuera así, sólo era difícil de llevar ahora que pretendía ser una persona fiel y todo eso. ya dijo lo demás de la memoria y asentí. -Ya, lo entiendo... Y también entiendo que no me reconocieras enseguida antes... has preferido olvidar.- dije con una sonrisa en broma. La camarera nos trajo los cafés y enarqué una ceja cuando dijo eso de que salvada por la campana. -Ajá?.- respondí a eso con curiosidad.

Erik se rió cuando dijo aquello de que la había olvidado.
-Es que estaba a punto de besarte.-dijo sin cortarse.-¿O es que tú no sientes esta tensión?-dio un sorbo a su café.-¿O es porque llevo casi una semana sin follarme a nadie?-puso la mano sobre su muslo, acariciándolo.-Te quiero ahora, Alma, vamos a mi casa, o dónde sea.

Dijo eso primero y mordí mi labio riendo un poco. -Es eso, que hace una semana no follas con nadie y andas de sequía.- le dije dando por hecho que era la razon de tanto calentón. Ya dijo lo demás poniendo su mano en mi muslo y la cogí con mi otra mano moviéndola de allí. -Venga, Erik... acabaremos mal como siempre. No voy a acostarme contigo, eres sexy y joder... es que ni siquiera me habría detenido a tomar un café, pero sábes que no pasará... tengo esposo ahora y de verdad lo quiero.- murmuré. No iba a arruinar las cosas con Ben, ya bastante trabajo nos costaba estar en paz. Me bebí el café de golpe. -Venga, bébete el café y sígueme... quiero mostrarte algo.- dije enseguida mirándolo. Moría por morderlo. -Aunque puede que te espantes... así que tienes que asumir el riesgo.- murmuré mirándolo a los ojos con picardía y sin poder evitar morderme el labio inferior una vez más.

Alma le dijo que no podía ahora, que estaba casada y blah blah blah; Erik no le creía, sabía que con un poco de persistencia, acabaría en su cama; así que decidió no enfadarse ni nada, así que le dio un sorbo a su café mientras escuchaba atentamente lo que decía.
Le dijo que tenía que enseñarle unas cosas, por lo que se alegró un poco, pensando que le iba a enseñar un pecho o algo así, así que sonrió para sí mismo, pensando en obscenidades. Se bebió el café casi de un trago y pidió la cuenta, dejó un billete de 20 dólares y se marchó con Alma de aquella cafetería.
-¿Qué me vas a enseñar?-se acercó muchísimo a ella, podía sentir su respiración casi en sus labios.

Salimos de la cafetería sin hablar más de eso del acoso. Sabía que Erik no se daría por vencido y que internamente seguía pensando que acabaríamos en la cama, pero yo estaba bien segura de que eso no iba a suceder por mucho que me costara. Al final se acercó a mí a preguntarme eso y mordí mi labio enseguida. -Te arriesgas entonces? Mira que de verdad que esto no te lo imaginas... es algo que no has visto.- murmuré cerca de sus labios, sintiendo su respiración y su corazón. Lo tironié hasta meternos a un callejón y avancé rápido entre algunos conteiners hasta quedar fuera de la vista de la calle. Aún no era de noche, pero empezaba a oscurecer.
Cogí a Erik de los hombros y lo estampé contra la pared inmovilizándolo con un movimiento sexy mientras sonreía con malicia, no sé porqué me daban ganas de contarle... quizá porque la fantasía de morderlo me había vuelto muchas veces a la mente desde que me había transformado... quizá porque al fin y al cabo morderlo me daba más placer que follar con él... Y en todo caso, si las cosas no salían bien, podía borrarle los recuerdos para cuando estuviese preparado para disfrutar también de ser mi alimento.

Erik se puso muy cachondo cuando lo estampó contra la pared. No sabía de dónde había sacado tanta fuerza Alma en ese momento, así que no pudo resistirse y la agarró de las caderas bruscamente para acercarla más a él. La miró fijamente a los ojos.
-Vamos a mi casa.-le dijo.-Enséñame lo que quieras, pero en mi casa, tomémonos algo, vamos... no está tan lejos.-estaba oscureciendo un poco y no le gustaba estar ahí metido entre los contenedores.-Vamos... no me hagas sufrir más.

Dijo eso y sabía que tomaría todo en un sentido diferente... -Primero déjame enseñarte esto, si no te asustas... quizá vaya a tu casa.- murmuré aún sosteniéndolo por los hombros. -Han cambiado algunas cosas en mí... Cosas importantes, tú... No sé cómo decirlo, pero es que existen muchas cosas sobrenaturales alrededor nuestro. Y yo me he transformado en algo que quizá te espante.- dije mirándolo a los ojos y mordiéndome el labio inferior un poco por la tensión que ahora sentía, el temor de que me odiara sobretodo. -Crees en esto que te digo? O piensas que estoy loca como una cabra y ya?.- murmuré mirándolo a los ojos. -Desearía mostrarte quien soy ahora... pero quizá quieras salir corriendo.- suspiré mirándolo a los ojos con intensidad, moría por morderlo, todo en él me atraía y joder... no podía ser que oliera de esa forma, el aroma de su sangre era embriagador.

Erik se confundió un poco cuando dijo aquello de las cosas sobrenaturales y algo de que lo iba a espantar o algo así... Lo pensó y Alma era una chica con la que tenía confianza, no era una loca, o por lo menos eso creía, así que decidió seguir escuchándola.
-¿Me vas a enseñar aquí quién eres? ¿Y si me desmayo de la impresión?-bromeó.-¿Por qué no vamos a un lugar más privado...?

-No vamos a un sitio más privado porque ya no puedo aguantarme.- dije con una sonrisa mirándolo a los ojos, pero siendo sincera con él. -Soy una vampira, me convertí hace unos meses, antes de casarme... apenas luego de que te fueras...- dije de una vez y esperé su reacción. Quité mis manos de sus hombros alejándome un poco. -Puedes correr ahora, si te he asustado... pero lo cierto es que te alcanzaría.- murmuré con una pequeña sonrisa maliciosa por mi supervelocidad.

Alma le había soltado toda esa bomba de un momento a otro, Erik estaba un poco confuso, pero a la vez, estaba seguro, no sabía si era cierto o simplemente se estaba quedando con él, en casi un acto reflejo la tomó a ella y la puso contra la pared, de su bolsillo sacó la navaja suiza que siempre llevaba y se hizo un pequeño corte en el hombro.
-Demuéstramelo, bébeme.-le dijo mirándola fijamente a los ojos.

No esperaba que hiciera eso, de entre todas las reacciones extrañas que podía esperar esa era la más rara de todas. -Joder Erik.. Lo haré.- murmuré cuando me estampó contra la pared. Pero ya no pude decir nada porque el olor de su sangre me estaba desquiciando. -Verás, no quiero que te duela pero no puedo evitarlo.- dije ya cortándome enseguida antes de girar a velocidad vampírica estampándolo contra la pared y desenfundando mis colmillos antes de hincarlos en su hombro y comenzar a beber de él. Sabía que apenas podría moverse mientras lo hacía, habían bebido de mí siendo humana y esa sensación de fascinación lo invadiría, aunque podía ser que le diera miedo y quisiera luchar contra mí... ya dejé de pensar, su sangre en mi garganta era demasiado deliciosa.

La situación se dio la vuelta, Alma lo puso contra la pared y lo mordió. Era una sensación muy extraña, al principio le dolió un poco, pero después sintió un placer inexplicable, la agarró de las caderas y la atrajo hacia él, para que notara que su miembro estaba erecto. Era todo demasiado extraño, pareciera que le excitara que Alma lo "dominara", puesto que antes lo había rechazado y ahora estaba bebiendo de él.

Sentí su erección y supe que como iba ya excitado entonces significaba que no saldría corriendo, eso era importante porque me costaba morderlo sin dejar marcas y que luchara contra mí lo podía poner dificil. Con un esfuerzo enorme de voluntad ya dejé de beber por el momento y me separé de su hombro volviendo a "guardar" mis colmillos y recuperando la normalidad. Pasé enseguida la lengua por su hombro para limpiar los restos de sangre y después ya me aparté un poco pasándola por mis labios, limpiando con ella los restos de su sangre en mi boca. -Qué sientes?.- le pregunté enseguida. -Dime, qué piensas de mí ahora?.- murmuré dejand ya varios centímetros entre nosotros.

Alma dejó de beber su sangre y limpió el resto que quedaba en su hombro. Erik había quedado un poco agotado, algo así como si no hubiese dormido en dos o tres días, pero se incorporó.
-Digamos... que es lo más extraño que me ha sucedido.-dijo limpiándole con el dedo un poco de sangre que le había quedado justo en el labio.-Pero extraño no quiere decir malo.-le ofreció un cigarro a Alma y él se llevó uno a la boca.