Un pequeño descando [libre]

Habia llegado hasta un pequeño cafe tras dar un largo paseo por el pueblo. No estaba mal el lugar. Era pequeño, acogedor y parecia que cada uno se dedicaba a lo suyo sin meterse en lo de los demas.
Entre en el cafe y me sente en la mesa mas apartada. Me gustaba estar tranquila.

Haciendo su ronda habitual, desde la barra, vio entrar a una chica y sentarse en un lugar muy apartado. Le encantaban las orientales. Acabó su whiskey de un trago y se acercó a ella para abordarla.
-¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?-preguntó con una sonrisa en los labios. Se sentó junto a ella.-¿Puedo sentarme contigo?

-¿Acaso es un crimen tomar un te un una cafeteria?-le pregunte al chico que se habia acercado con aquella pregunta tan acusadora.
-No se para que preguntas cuando ya te has sendado...-le respondi cuando pidio permiso para sentarse tras ya haberlo echo.

Erik sonrió ante la respuesta de la joven. Le encantaba que se hicieran las difíciles.
-Es que sabía que me ibas a decir que sí.-dijo encendiéndose un cigarrillo. La miró de arriba a abajo y si sus rasgos ya decían que se trataba de una oriental, su modo de vestirse le indicó que era una jovencita nipona.-He estado en Japón. ¿De qué parte eres? Por cierto, me llamo Erik, Erik van der Berg.

Le puse una pequeña mueca cuando me respondio.
-¿A si?-dije haciendo que me sorprendia-De Nueva York-respondi con una pequeña sonrisa triunfante. Aunque habia nacido en Japón me consideraba mas americana por el echo de que apenas habia vivido unos meses alli de bebé y el resto lo habia pasado en Estados Unidos a pesar de que nos ultimos 4 años los habia pasado en Japon.
-Nanaco-me limite a presentarme.

La ausencia de palabras de la joven había causado aún más curiosidad sobre la chica. La miró fijamente y sonrió.
-De Nueva York, ¿eh? yo soy de Seattle.-dijo mientras se miraba las manos.-Bueno, en realidad soy holandés.-la miró fijamente.-Pero bueno, Seattle es mi segunda ciudad.-dijo con una sonrisa en los labios.-Neoyorkina... vaya, ¿y qué te gusta hacer?-preguntó curioso.

-Tokio es mi sengundo hogar-le dije con una pequeña sonrisa divertida por admitir finalmente que si tenia algo que ver con Japon.
-Pues me gusta la musica, la guitarra-le conte-¿Y a ti?-le pregunte

Erik sonrió cuando dijo aquello de la música y la guitarra.
-A mí también me gusta la música.-dijo guiñando un ojo.-Hacerla, sobre todo, aunque hace un buen tiempo que no me pongo a tocar en serio.-dijo recordando su adolescencia.-Cuando era más jovencito, yo no paraba de guitarrear. Estaba todo el día tocando. Me creía una estrella del rock.-dijo con algo de nostalgia. La miró fijamente durante unos segundos.-Así que yo tenía razón.-dijo sobre lo de Tokio.-Está bien eso de tener dos hogares...

Me rei.
-¿Te creias? Osea que sìempre as sido asi de creido ¿no?-le dije bromeando y le saque un poco la lengua-deberias de demostrarme que es lo que sabes-le prepuse.
-No se yo hasta que punto son buenos dos hogares...-le dije dudosa.

Rió cuando le llamó creído y se lo tomó a broma.
-Claro, cuando quieras, en tu casa o en la mía.-dijo con tono sugerente respecto a lo de la guitarra.-Hmm... Supongo que lo bueno es que cuando quieres huir, tienes a donde huir...-dijo algo pensativo.