+18 De limpieza (Alma)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegué a casa y nada más entrar me di cuenta de que Alma no estaba, ya estaría cazando... En fin... Subí a la planta de arriba para ir a cambiarme, pero no llegué a llegar a mi habitación porque pase por una de las puertas cerradas y no pude resistirme a abrirla. Era la habitación de Aitana, aunque incluso había sido "mia" cuando andábamos juntos. Aitana había vivido allí incluso después de dejarlo pero yo no había vuelto a pisarla desde que me dejara por lo de Alma. Entré y miré un poco, se había dejado muchas cosas por lo que vi cuando se había ido de viaje y luego había vuelto para vivir con Miriam. Dudé un poco, pero tenía que pasar página de una vez, Alma se había convertido y si no lo hacia ahora no lo haría nunca. Entré dentro y empecé a abrir cajones y demás para ir echando las cosas en bolsas de basura. Mejor dejar la habitación libre y vacía para que fuera la de "invitados" como había sido hasta que Aitana se había venido a vivir conmigo.

Sabía que antes o después haría eso así que no me tomó por sorpresa. Igual me quedé con un importante acaloramiento porque claro que ya estaba encendida. -Al final haces todo por interés... Qué feo de tu parte.- murmuré subiéndome la ropa interior y sentándome a su lado antes de pasar a besar un poco su hombro y luego ir hacia su cuello.

- No voy a compensarte si vas a ir luego besándote con otro por ahí- dije enarcando una ceja porque desde el principio había sido solo para hacerla cambiar de opinión. Estaba claro que si no cambiaba de opinión no tendría "premio". Miré unos cd´s que había por allí. Eran bastante antiguos así que los tiré sin ningún miramiento antes de seguir sacando cosas.

-Eso no quita lo que digo...- murmuré. -Pero está bien... No era justo de todos modos.- dije enseguida ya poniéndome de pié y empezando a mirar el guardarropas de Aitana.

La escuché pero ya no dije nada más sobre eso, claro que yo mismo me había quedado un poco con las ganas, sobre todo porque desde que se había convertido no teníamos tanto sexo como antes pero bueno que no era plan. Se levantó a mirar el guardarropa y yo continué vaciando los cajones, no me interesaba casi nada.

-Quizá pueda quedarme alguno de estos...- murmuré sonriendo y girándome hacia él mostrándole dos vestidos cortos y ceñidos, uno en color coral y otro más bien turquesa. -Qué dices? Quieres que me los pruebe a ver qué tal me van.- murmuré mirándolo con picardía.

La miré cuando dijo eso y observé los vestidos que había cogido- Bueno pero si luego empiezo a comparar no te quejes....-dije picandola un poco mientras ya cerraba uno de los cajones vacíos y pasaba a otro

Dijo eso y entrecerré los ojos, la verdad no estaba como para que me hiciera esos chistes después de enterarme de todo lo de Aitana, así que me piqué enseguida y arrojé los vestidos al sitio al que estaba dejando las demás cosas para tirar y cayeron a velocidad vampírica y haciendo ruido, no contaba con eso pero salieron disparados con fuerza. -Olvídalo.- dije enojada. Me crucé de brazos y enseguida me giré a seguir con los vestidos luchando con las ganas de irme a cazar de una vez y dejarlo solo haciendo esa tonta ceremonia.

Me pilló un poco por sorpresa, sobre todo el ruido porque no me lo esperaba y claramente no era del tipo de cosas que antes hacia Alma. La miré enarcando una ceja- ¿Ya te has cabreado?- dije dejando por un momento eso y mirandola.

-Sí.- dije girándome a mirarlo sin ocultarlo para nada. -Es que es injusto... Vienes y me dices lo de Aitana, me pides disculpas... Pero luego todo el circo para que no bese a nadie y ahora cuando quiero tratar de olvidar lo demás me dices que me compararás con ella como si pudiera tomármelo en broma...- dije explicándole aún cabreada lo que pensaba. -Siempre se trata de tí Ben... Actúas como un egoísta.- le dije acercándome un poco, siempre quería todo a su favor y encima que acaba de "perdonarle" lo de Aitana se sentía tan tranquilo de bromear sobre eso, era como si no me tomara para nada en serio.

- Claro porque tu no eres nada egoísta...-dije enarcando una ceja y un poco molesto por sus palabras, en el fondo sabía que era egoísta pero siempre lo había sido, no era ninguna novedad para mi- Mira dejalo es que ya no sé ni como actuar contigo...-dije pasando un poco del tema porque a veces tanto se tomaba todo a broma como que se enojaba enseguida, pasaba ya de ella...

Escuché lo que dijo y asentí, puede que también fuera egoísta... En definitiva me daba igual besar a otro o no besarlo, pero que quisiera "negociar" hasta eso me había molestado. Era injusto. -Vale, puede que yo no sea el ejemplo.- reconocí por lo de ser egoísta. Luego ya dijo que ni sabía cómo actuar conmigo y es que tampoco yo sabía. -Sólo no me hagas chistes de Aitana hoy.- murmuré mirándolo con una leve sonrisa y tratando de hacer un poco las paces. -Es que no estoy de humor para bromear sobre ella, todavía te imagino besándola...- dije encogiéndome de hombros porque era cierto. Ya estaba empezando a pensar que siempre sería un condenado tema sensible...

- Esta bien...-dije por lo de no hacer más chistes sobre Aitana por hoy y sin decir gran cosa. Dijo todo lo demás y la miré cuando dijo que todavía me imaginaba besandola- Ven...-murmure sin saber ni que decirla a eso y tendiendola una mano para que la cogiera y se acercara así a la cama conmigo.

Asintió y luego ya me dijo que me acercara tomándome de la mano. Lo hice hasta quedar cerca suyo y me senté en la cama. -Sé que han sido días raros... Pero no quiero estar mal contigo...- murmuré ya tumbándome en la cama asi sentada y dejándome caer de espaldas mientras cerraba los ojos. -Te siento, sábes? Todo el tiempo...- murmuré sonriendo y disfrutando un segundo de esa sensación. -Y si no estoy bien contigo el condenado mundo se me detiene...- murmuré después, era una tontería pero así lo vivía.

Se tumbó pero no solté su mano en ningún momento entrelazando mis dedos con los suyos. Me dejé caer hacia atrás tumbandome también a su lado y la fui escuchando hablar. Cerré los ojos por un instante para sentirla con claridad caundo dijo que me sentía todo el rato, claro que lo sabía y lo cierto es que adoraba esa sención. Abrí los ojos ya según decia el resto y me giré un poco a mirarla- Tampoco quiero estar contigo... No pasa nada, han sido días de cambios y... esta siendo algo dífcil pero ya pasara...-murmuré sabiendo que últimamente cada poco saltabamos a cualquier cosa, el periodo de cambios nos estaba afectando un poco y nos andabamos "cabreando" enseguida- También te siento Alma.. Todo el rato...-dije ya mirandola y cogiendola con mi mano libre de la cintura- Y te quiero... No sé ni como disculparme por lo de Aitana pero ha sido una tonteria... No quiero que andes pensando en eso...-dije suspirando por loq ue había dicho de que se imaginaba todavía nuestro beso.

Se tumbó también a mi lado y lo sentí en cada movimiento. Ya se giró diciendo todo eso y suspiré tranquilizándome, claro que era de cambios todo. Me sentía una loca por momentos... pero ahora mismo escucharlo decir todo eso me calmaba muchísimo. Me giré también cuando me cogió por la cintura y lo miré antes de que dijera todo lo de Aitana. -Ya está Ben, olvídalo... No pensaré en eso. Siento cabrearme tan fácil ultimamente, te quiero.- dije mirándolo a los ojos y sintiéndolo de véras.

- No te disculpes... La culpa es mía por dejarme llevar tan rápido...-dije porque sabía muchas veces acabábamos "cabreados" porque no me callaba a tiempo, y era una tontería porque en el fondo sabía que al estar recién convertida sus sentimientos cambiaban rápido. La miré suspirando- Lo eres todo para mi Alma... no lo olvides...-murmuré sin dejar de mirarla a los ojos.

Dijo eso y sonreí levemente porque podía ser que los dos estuviéramos más enérgicos que de costumbre... Yo solía dejar pasar todo, incluso cosas que a Ben le molestaban, pero ahora me estaba costando eso y sentir que se pondría de mi parte ayudaba.
Ya dijo lo demás mirándome a los ojos y sonreí bajando los párpados un segundo antes de volver a mirarlo. -No lo olvido.- respondí con una sonrisa.

Sonreí y tomé su rostro para mirarla, es que me encantaba perderme en sus ojos, y más sintiendola de ese modo conmigo- ¿Quieres que probemos algo?-murmuré suavemente acariciando con mis dedos sus labios simplemente dejandome llevar- Podemos intentar si quieres intercambiar sangre...-murmuré mirandola. Me habían dado ganas casi desde el primer momento pero en fin que le tenía demasiado cariño a mi garganta.... Ahora sabía que ya se había ido controlando y que mordía mucho mejor sin destrozar las gargantas como antes, así que no me importaba arriesgarme un poco si era lo que quería.

Me dijo si quería probar algo y lo miré con curiosidad antes de que mencionara lo de intercambiar sangre. En ese instante ya no me importó más nada... definitivamente claro que quería hacer eso. No sé cómo no lo había hecho hasta ahora. Luego pensé en lo mal que estaba mordiendo. -Claro que quiero Ben, pero... tienes que saber que no estoy mordiendo muy bien, he mejorado...- dije enseguida. -Hoy fui a cazar y ya no me ensucio la ropa...- dije sonriendo como si fuera un gran mérito. -Pero vale, hagámoslo... si tú te animas yo encantada.- murmuré acercándome para besarlo.

Sonreí cuando dijo emocionada que no se había manchado la ropa, era un gran avance teniendo en cuenta como se ensuciaba al principio. Asentí de todas formas- Lo sé... Pero da igual, confío en ti... Y pase lo que pase me curare enseguida...-murmuré sonriendo un poco para que no se sintiera nerviosa ni presionada por el simple hecho de tener que morderme. Se acercó a besarme y suspiré contra sus labios dejandome llevar en ese beso.

Sonreí cuando dijo eso de que confiaba en mí, y era cierto que de todos modos se curaría, pero no quería estarlo marcando mal... Ya nos besamos y llevé mis manos a su cuello buscando el sitio que me había marcado con las yemas de mis dedos y sintiéndome invadida por esa sensación de adrenalina que había tenido cuando me dijo aquello aún sin ser vampira. -Aquí, verdad?.- confirmé contra sus labios con una sonrisa.

No dejamos de besarnos por unos instantes y fui sintiendo sus manos por mi cuello. Me estremecí cuando dijo eso sin poder evitarlo y al sentir sus manos presionando un punto en concreto de mi cuello. No podía creer que recordara exactamente el punto donde me gustaba que me mordieran, se lo había dicho hacia mucho y ni era vampira por aquel entonces- Ahí...-murmuré dandola la razón y besando sus labios por un momento porque me encantaba estar ahora así bien con ella.

Sonreí satisfecha contra sus labios cuando confirmó que era allí el sitio que me había indicado. Lo había medido cuidadosamente desde su barbilla la primera vez y lo había memorizado con dedicación desde entonces... Era una tontería, pero en general olvidaba las cosas a diferencia de Ben y quería sorprenderlo recordando eso con precisión. Continuamos besándonos y ya nos separamos un segundo, me quedé mirándolo y sintiéndome tan cerca suyo que me encantaba, ya me hundí otra vez en sus labios.

Sonreí con ella porque podía sentir que estaba contenta y satisfecha. Nos besamos y fui invadiendo su boca poco a poco con mi lengua, disfrutando de cada rincon de su boca una y otra vez. Suspiré y me separé un poco mirandola- Venga muerdeme...-susurré cerrando los ojos y estirando un poco el cuello dejandolo al descubierto por completo para ella. Era algo mejor intercambiar sangre durante el sexo pero Alma era demasiado inexperta y no me quería arriesgar, mejor que intentara moderme la primera vez así tranquilos y sin tanto ajetreo como el que se tenía haciendo al amor, que lo mismo se la podía complicar más.

Nos besamos hasta que dejó al descubierto su cuello diciendo eso. Suspiré entusiasmada por la idea como nunca desde que me había convertido. Quería probar su sangre, lo había deseado desde el principio, pero no me atrevia a pedírselo hasta tanto él no lo ofreciera y acababa de hacerlo. Desenfundé mis colmillos tratando de ser lo más conciente posible de la situación para no desesperarme y echarlo a perder... Y me acerqué a su cuello, mordiéndolo donde había dicho antes de comenzar a beber. Al estar tan tranquilo y yo tan contenta con su propia alegría, no me sentía amenazada y de algún modo pude ser cuidadosa bebiendo sin lastimarlo ni un centímetro de más. Bebí lentamente, sintiendo como iba entrando su sangre en mi cuerpo. Ya había probado su sangre pero ahora me parecía lo más delicioso que había probado, podía entenderla, degustarla... era única.