distrayendome

Enarqué mi ceja, y me acerqué a él lentamente... Casi provocativa, como si mis pasos fueran parte de la brisa que las cortaba paso, tras paso. - ¿Tu lo crees?. - Mi voz se tornó sensual, embriagante como el mejor licor jamás probado... Como la manzana roja de la tentación y el pecado. Sin embargo, mis pasos cambiaron ligeramente la dirección y pasé mi mano por el pecho del vampiro, tocando a todo su ancho...

Seguí caminando hasta la barra, y me serví un vaso de sangre, con unos toques de tequila. Giré y retomé dirección a el. - Podría estar contigo pero, jamás podría amarte. No como amo a Damon, ¿No lo notas?... - Dije casi susrrando las ultimas palabras. - El sentimiento a sobrepasado los limites del tiempo. Ya nada lo podrá cambiar. - Comenté con tranquilidad para darle un trago a mi vaso, no le ofrecia porque había dicho que estaba satisfecho.

Me sonreí de lado con ingeniudad. - Por muchos años lamente su perdida, Anthony. - Me acerqué y me apoyé en el respaldar del sillon - Y ahora que sé que esta con vida. No quiero volverlo a perder, sería demaciado... Y despues de mi desgraciada existencia, y los caminos que conducieron a ser lo que soy. Pocas expectativas de seguir existiendo sin un sentido claro te quedan. - Pausé y me rei por lo bajo. - No habrán dos Damon's en el mundo, y no voy a pasar otros quinienta y tantos años buscando si acaso si existe. - De un hábil movimiento se senté junto a el.

- Suelen decir, que las personalidades de un humano se superexponen cuando son transformados. Al parecer tenía una gran capacidad de sentir y de amar. Al punto de querer aislarme de todo lo que me hiciera daño. - Me encogí de hombros, no estaba para analizarme psicologicamente. - Pero, puede ser tambien que nada mas este loca. - Me rei esperando que el tambien lo hicera.