+18 Viendo una peli (Erik)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegué al cine un poco porque estaba aburrida y no tenía nada entretenido para hacer... enseguida me quedé mirando la cartelera. No solía tenerle demasiada fe al cine de Fell's Church pero quizá me diera una grata sorpresa al final y dieran alguna que valía algo la pena.

Ví que no me siguió el juego con el tequila y desistí. Me encendí también un cigarro.
-Cuando lo conocí supe que sería mi jodida perdición, me encapriché con él.- le conté. -Tenía novia y no me interesaba... luego rompieron y nos enrollamos, se fué de viaje y a la vuelta supe que había empezado una relación con mi amiga de ese entonces, la chica que me había dado empleo al llegar a Fell's... se comprometieron, se casaron.- dije recordando la noticia de la boda de Ben y Aitana y cómo me había caído fatal. -Yo salía con otro chico de aquí, Stefan Salvatore, la cuestión es que me fui a Roma con él y al cabo de unos meses Ben se apareció a buscarme... nos dejamos llevar...- dije cerrando los ojos y pensando en lo mal que sonaba recordar todo eso.
-Siguió apareciendo hasta que mi amiga lo dejó, vino a buscarme y dejé a Stefan para irme con él... desde entonces hace ya unos cuántos meses estábamos juntos... hasta hace una semana.- dije lo último con un hilo en la voz, bebí todo el tequila que quedaba en la copa y suspiré.

A Erik le gustaba hacerse el hombre de piedra. Prefirió atrasar un poco las cosas... Oyó atentamente la historia de Alma, la verdad es que no podía ser mejor. Una chica que acaba de romper con su novio... eran las que daban el mejor sexo.
-Vaya...-dijo.-¿Y...? ¿estás bien?-preguntó.

-No.- respondí simplemente y lo miré. -No estoy bien y la verdad tampoco creo que te importe... Erik, me caes bien... si vine aquí es porque quiero distraerme, no necesito comprensión y si la precisara no iría a buscarte...- le dije con una leve sonrisa siendo clara, no necesitaba fingir que le importaba mi relación con Ben, sólo nosotros dos sabíamos el dolor que sentíamos y pasaba de que los demás mostraran sus pseudo respetos.

Erik cogió la botella de tequila y le dio un buen trago. La miró fijamente. La cogió de la cintura y la atrajo hacia él bruscamente.
-Entonces... ¿vamos a echar un polvo o no?-preguntó con la sonrisa aún en la cara. Se acercó a ella pero no la besó. No le gustaban mucho los besos, los besos implicaban cierto cariño, y por tanto amor, y el amor le llevaba a una relación. Y a Erik no le gustaban para nada las relaciones.

Me cogió por la cintura y dijo todo eso... lo miré a los ojos, era un tío interesante por dónde lo viera... y eso me estaba resultando atractivo, pasaba de enamorarme... ya nunca más, con Ben había tocado fondo y no pensaba tropezar dos veces con la misma piedra. Pero tampoco me gustaba que fuese mecánico... -Dame tu mejor beso y te diré si quiero o no acostarme contigo...- le dije sin quitar la mirada de sus ojos con picardía.

Alma le pidió su mejor beso. Erik sin pensárselo dos veces la besó salvajemente. Su lengua recorría toda su cavidad bucal mientras que con las manos iba acariciando lentamente su espalda, bajando hasta su trasero. No era su mejor beso, obviamente, no le gustaba dar todo al principio... Después de un rato besándose, se separaron y la miró fijamente. No hicieron falta palabras, la cogió del brazo y se fueron a su habitación.

Erik me besó salvajemente y cuando salí del shock y pude reaccionar realmente lo disfruté dejándome llevar y respondiéndole casi por reflejo con la misma pasión.
Nos separamos y cruzamos la mirada, definitivamente iba a acostarme con él. Me cogió del brazo y fuimos a su habitación, lo frené a mitad de camino empotrándolo contra una de las paredes... y volví a besarlo tomándolo por la nuca y estrechándolo más hacia mí.

Alma le cogió y le empotró contra la pared. A Erik le gustaban las chicas con iniciativa. La agarró fuertemente y la siguió besando, mientras seguían andando en dirección a su habitación.
La cogió en brazos y la lanzó a la cama, bruscamente, se sacó la camiseta y se abalanzó sobre ella. La siguió besando mientras estaba entre sus piernas. Siguió bajando hasta su cuello, mientras iba sacándole la camiseta.

Antes de que tuviese tiempo de pensar en ello me cogió en brazos y ya estaba sobre su cama contemplándolo con el torso desnudo. Me besó y lo ayudé a librarse de mi camiseta. No me gustaba que las cosas se pusieran demasiado descarnadas... pero el subidón que me había dado sentirlo entre mis piernas era innegable.
Lo tomé por el cuello acercándolo otra vez a mis labios mientras acariciaba su abdomen y bajaba a su cintura para pasar a desabrochar sin apuro sus pantalones buscando que se desesperara un poco.

Erik cerró los ojos y sintió como Alma le bajaba los pantalones lentamente. Se quedó quieto durante unos instantes hasta que le bajó los pantalones del todo. Él la ayudó quitándose los zapatos y los calcetines, era bastante detallista, y no le gustaba hacerlo con calcetines.
Se quedó de pie mirándola desde arriba mientras ella estaba sentada en la cama.

-Bueno... ¿vamos al tema o te gusta más lento?-preguntó con una sonrisa en los labios.

Lo miré alzando una ceja, parecía un menú o algo...
Lo tomé de los manos recorriendo sus palmas con mis dedos... -Callados, me gusta callados.- dije con una sonrisa mordiéndome levemente el labio y lo jalé hacia mí, ya encontraríamos un ritmo que nos gustara, no planificaba nada en la vida menos planificaría el sexo... era cosa de dejarse llevar...

Erik la miró y la besó salvajemente mientras le quitaba los pantalones lentamente. Le acarició las piernas y la volvió a acostar en la cama, empezó a besarle el cuello suavemente, subió y mordisqueó sus orejas; después, volvió a bajar por su cuello mientras con sus manos recorría su cuerpo. Mientras la besaba, la abrazó y con una mano que tenía en su espalda, le quitó el sujetador, de manera tan suave que esta no se dio ni cuenta. Empezó a acariciar sus pechos por encima del sujetador hasta que se lo sacó, mientras seguía besándole el cuello, pellizcaba suavemente sus pezones. La respiración de ambos era cada vez más agitada y por ende más sonora. No paraba de besarla, iba bajando lentamente hasta posarse en sus pechos. Primero el pezón derecho.
Lo lamía con suavidad, y después comenzaba a succionar mientras que con la mano izquierda acariciaba su pecho izquierdo. Empezó a mordisquearlo suavemente. Después, pasó al izquierdo e hizo lo mismo mientras que con la mano derecha palpaba su pecho derecho.

Me besó con intensidad y correspondí su beso mientras se libraba de mis pantalones dejándome en ropa interior.
Enseguida se tumbó en la cama junto a mí y comenzó a acariciar mis piernas.
Realmente estaba resultando increíble, se deshizo de mi sujetador con un sólo movimiento, sonreí y me mordí el labio otra vez contra los suyos. No paré de besarlo. Descubrí que me gustaban sus labios daban ganas de no dejar de jugar con ellos.
En eso estaba cuando pasó a mis pechos haciéndome estremecer con cada una de las cosas que hacía, desplazándose con una suavidad que me desconcertaba y haciendo que me encendiera sin poder evitarlo. Me estaba gustando, y mucho.

Después de un rato chupando sus pezones, Erik paró y la miró. Por su cara, parecía que estaba disfrutando, así que sonrió y empezó a besarla otra vez. Esta vez besó en medio de sus pechos, y fue bajando por su cintura, por sus caderas, abrió sus piernas y besó el interior de sus muslos, mordisqueando un poco, hasta llegar a sus braguitas. No hacía falta sacárselas para notar su humedad, y así mismo empezó a chupar, sin quitárselas siquiera. Tocaba su sexo por encima de su ropa interior mientras de vez en cuando lo lamía, hasta que vio el momento oportuno de quitárselo y empezar a lamer suavemente. Desde su clítoris bajando lentamente hasta meter la lengua en su vagina. Le gustaba mirarla a los ojos mientras lo hacía.

Gemí cuando dejó de encargarse de mis pechos, era realmente bueno haciendo eso y descubrí que me encantaba...
Besó mi abdomen y me miró, sonreí levemente sin quitar mis ojos de los suyos y comenzó a descender, haciendo que me encendiera y mi temperatura aumentara al límite.
Llegó a mi última prende comenzó allí a besarme y lamer sin cortarse ni molestarse en quitármelas, me encantaba lo que estaba haciendo, mis ojos estaban entornadas y podría jurar que mis mejillas ardían, porque todo mi cuerpo estaba ardiendo sobre su cama.
Cuando me quitó al fin la última prenda y comenzó a darme placer de esa forma y encima sin dejar de mirarme, solo pude gemir suavemente... no quería dejar de mirarlo era demasiado sexy en este momento, pero tampoco podía sostener la mirada porque mi espalda se encorvaba bajo él inconscientemente por el placer.

Erik seguía sumido en su "trabajo", lamiendo sin parar sin quitar sus ojos en la mirada de Alma, viendo como se retorcía de placer. Eso le hacía excitarse más aún, la verdad es que en es emomento, casi no podía aguantar las ganas que tenía de penetrarla, solo quería estar en ella, pero también quería hacerla disfrutar, y que ella hiciera lo mismo con él.
No le gustaba acelerar las cosas, así que siguió lamiendo cada recobeco de su sexo, esperando a que ella después hiciera lo mismo con él.

La situación se me hacía cada vez más insostenible, sólo quería tenerlo dentro... no me importaba más nada, estaba totalmente excitada.
-Erik...- murmuré mirándolo un instante, lo deseaba con locura y ahora mismo quería recorrer a besos cada centímetro de su cuerpo pero no daba más, ya no aguantaría...

Erik paró cuando oyó su nombre. Se acercó a ella y le susurró en su oído con una voz muy sensual:
-¿Qué quieres?
Al acabar la frase comenzó a besarla detrás de la oreja mientras, apasionadamente, recorría con sus manos su cuerpo.

Escuché su pregunta y ya me dió un respiro por lo que no tuve que decir más nada, besó mi oreja y busqué sus labios hundiéndome en ellos. Definitivamente, me gustaban esos labios.
Bajé con mis manos hasta su cintura y me deshice de la ropa que le quedaba antes de forzarlo a girarse y quedar sobre él. Volví a besarlo y bajé a su cuello encargándome de él con pasión, mientras llevé mis manos a su miembro ya erecto y comencé a estimularlo suavemente con caricias sin quitar aún mis labios de su cuello.

Alma empezó a tocarle. Se dejó hacer; se quedó quieto y cerró los ojos, disfrutando de lo bien que lo hacía. Su respiración era cada vez más agitada...
-Hmmm... sigue así... me encanta.-susurró mientras acariciaba su pelo sensualmente.

Sonreí cuando dijo eso, ya me había dado cuenta de que le gustaba y eso solamente lograba excitarme más...
Seguí tocándolo con dedicación hasta que me deshice de su cuello y comencé a bajar recorriendo su torso con mis labios hasta llegar a su miembro y comenzar a darle placer también con mis labios. Lo lamí suavemente antes de introducirlo en mi boca... podía sentir como aumentaba su temperatura y se entrecortaban sus respiraciones.

Cuando sintió la humedad de su boca en su sexo simplemente cerró los ojos del todo y se dejó llevar. Su respiración agitada se convirtió paulatinamente en gemidos, que empezaron siendo de leve intensidad pero a medida de que Alma incrementara el ritmo, también incrementó la intensidad de estos. Como acto reflejo, Erik cogió a Alma del cabello, prácticamente obligándola a seguir con aquello que le estaba haciendo. Lo único que quería en este momento era penetrarla.

Sentir que provocaba todo eso en Erik lo que hacía era excitarme cada vez más. Me cogió del cabello y no era algo que me gustara particularmente pero era inevitable en medio de ese frenesí y me daba la pauta de cuánto lo estaba disfrutando, saqué su miembro de mi boca sin dejar de lamerlo por momentos y ya continué acariciándolo exactamente cómo debía hacerlo... no podía esperar a que me penetrara, sentía que ardía.

Erik no aguantó más y cogió a Alma en brazos, la apoyó contra abajo y la penetró salvajemente, sin más dilación.
Comenzó a gemir cada vez más fuerte mientras la presionaba contra la pared. Sus embestidas eran cada vez más fuertes.

La primera penetración casi me hace ver las jodidas estrellas, estaba siendo realmente placentero. Enredé primero mis manos en su cabello atrayéndolo y ya luego bajé a su espalda y su cintura para jalarlo hacia mía acompañando sus movimientos.
Los gemidos de ambos se mezclaban y el ritmo no me dejaba ni pensar, estaba siendo increíble. Y era sólo un humano, joder... tal vez había juzgado mal a los humanos...