Primer día de trabajo.

Me levanté no tan temprano como hubiese querido... me puse jeans, unas botas, agarré mi cartera y unas carpetas que me había dado Aitana para que leyera. Subí al coche y arranqué bastante rápido. Calculé menos de 10 minutos a una velocidad más o menos posible... era un buen tiempo.

Toqué timbre.

Escuché que sonaba la puerta, seguramente sería Sheila... Llevaba un par de dias faltando a clase, pero hoy habia estado vago y apenas habia dormido, por lo que me acosté un rato y luego me despertó esa llamada al timbre.Bajé las escaleras lo más rápido que pude. Me había quedado dormida sobre la cama recien hecha, tenía puestos unos vaqueros y una camisa, pero iba descalzo. Abrí la puerta y mem sorprendió encontrarme con Alma.

-¡Alma! ¿qué haces aqui?- pregunté mientras me hacia a un lado para que pasara.

-Te sorprente verme tan pronto?.- sonreí. -No es que no seas irresistible pero en realidad quedé con Aitana, me ha contratado y tenía que traerle unos papeles...- bromié.

- ¡Oh! me has roto el corazón- dije llevandome una mano al pecho dramaticamente- yo pensabas que venias a verme a mi...-dije bromeando mientras pasabamos al salón- y siento decepcionarte... pero Aitana no esta en casa.

-"No ha sido mi intención, te suplico que me perdones pero quiero que las cosas estén claras desde el principio entre nosotros".- dije actuando con tono dramático mientras pasaba al salón.

- Que decepción...-dije bromeando mientras me sentaba en el sofá.- ¿Vas a esperar a Aitana? a lo mejor vuelve en un rato...

-Vale. La verdad es que no tenía Plan B, si no te molesto.- sonreí, mientras me desparramaba un poco en el sofá, dejando a un lado las carpetas y sobre ella mi cartera. -Y si te llego a molestar no me lo digas, no quedaría muy bien.- dije bromeando.

Me reí por su último comentario- no te preocupes, no me molestas aqui- dije sonriendo.

-Ya nunca sabré si lo dices en serio.- sonreí aludiendo a mi último comentario. -Y qué te cuentas, cómo andan tus cosas?.- pregunté.

- Bien...-dije sin entrar en ningun detalle- ¿y a ti que tal te van las cosas?

No respondió muy convencido, pero tampoco iba a indagar si no tenía ganas de contarlo. -Tranquilas.- respondí acomodándome más en el sofá. -Lucas, del bar... lo conoces no?. Va a hacerme un vestidor, ya tomó las medidas. Tengo mucho que ordenar, mi casa es un desastre en este momento.-

-Si, claro que conozco a Lucas- dije con una sonrisa- y no te preocupes, ya veras como poco a poco tu casa quedara perfecta.

-Supongo, he estado en peores lugares.- dije sonriendo. -Y siempre cabe la posibilidad de mudarme y ya.- respondí encogiéndome de hombros. -Ya te he contado que soy bastante nómade.- reí.

- Si, yo llevo pensando en marcharme casi desde que llegué- reconocí- pero siempre terminan apareciendo cosas que me retienen aqui...

-Cosas?.- pregunté poniendo cara de desconfiada.

-Si...-dije alzando una ceja ante su cara de descofianza- ¿qué tiene eso de raro?

-Nada. Sólo que sonó más a personas que a cosas... pero nada más.- dije sonriendo.

- Tienes razón, chicas para ser exactos...-dije sin poder evitar una pequeña sonrisa.

-Larga el rollo.- dije sonriendo mientras me acomodaba apoyando mi cabeza en el sofá. -Soy un desastre dando consejos, pero se me da escuchar.-

Sonreí, no me importaba contarselo, mi vida amorosa era dominio de casi todo el pueblo- Cuando llegué a vivir aqui, casi desde el principio comenzé a salir con una chica, y ella tenia toda su vida aqui, asi que me quedé- me expliqué- luego comenzé a salir con Sheila y más o menos fue algo parecido... pero cuando estuvé más a punto de marcharme fue cuando nos dimos un tiempo- dije recordandolo- ya nada me retenia aqui, pero Aitana decia que si yo me iba ella también lo haria, y no queria que se fuera por mi culpa... asi que me quedé, y luego volví con Sheila...-dije resumiendo todo más o menos por encima.

Escuché atentamente el relato de Benjamin. -Puedo decirte algo sin que te ofendas?.- pregunté cuando hubo terminado, pero no esperé que me respondiera... -Perdona si soy directa, pero realmente suenas como si toda tu vida hubieras dejado que las mujeres decidieran por tí. No creía que fueras esa clase de tío.-

Sonreí, ella no sabia nada de mi, aqui apenas llevaba viviendo aqui medio año, eso no era ni una cuarta parte de mi vida, asi que no sabia nada de mi, pero tampoco queria ser borde, y en cierta manera tenia razón, estos ultimos meses habian sido muy raros.

-Simplemente me gusta complacerlas...-me limité a decir.

-Es bueno saberlo.- sonreí picaramente ante su respuesta. Había hecho mi pregunta solo para pincharlo, pero era claro que no le había gustado. -Entonces, qué clase de chico eres?... me tienes intrigada... o es que simplemente no crees que haya tipos de personas?.- pregunté curiosa. Me gustaban sus respuestas, siempre dejaba entrever otras cosas... me sentía bien hablando con él.

- ¿Para que ponerme un nombre o catalogarme en un grupo?- dije encogiendome de hombros- la vida me ha enseñado que cualquiera es imprevisible, la gente es una caja de sorpresas- la dije con una pequeña sonrisa.

-Tienes razón... Pero convengamos que hay cajas y cajas.- respondí con una sonrisa. -Y lo de ponerte un nombre o meterte dentro de un grupo es casi inevitable... como sigas así acabarás en el grupo de los que no quieren estar en ningún grupo.- dije riendo.