Derrapando en Ámsterdam (con Arlette, Ben... Etc) +18

Ya habían pasado unos cuántos días desde el encuentro con mi padre y no habíamos tenido novedades. Con Arlette nos habíamos conseguido un apartamento casi insignificante en un barrio de mala muerte. Tenía mucho olor a humedad y estaba completamente empapelado con el peor de los gustos, pero era todo lo que podíamos obtener.

Los primeros días me moría de la ansiedad... y un poco Arlette también, aunque sentía que intentaba disimularlo recordándome cada poco que en realidad "nada era seguro" y que "no me hiciera ilusiones". Luego al pasar una semana entera ya empecé a desquiciar... por mucho que llamé a mi padre no tuve respuestas y aunque no me concedía el perder las esperanzas, lo cierto es que algo dentro mío empezaba a quebrarse.
De un momento a otro de la bronca y la excitación pasé a sentir cada vez más dolor y me era tan insoportable que antes de que me diera cuenta estaba empezando a derrapar por todos los costados. Una idea empezó a crecer en mi interior y era solamente la venganza, quería encontrar a Zachary y arrancarle la cabeza. Salía casi solamente de noche y en general acababa cargándome a alguien, a veces humanos, a veces vampiros... no me importaba prácticamente nada, sólo dar con algun dato que me acercara a Zack o incluso al tal Luca. A veces Arlette me seguía de cerca, a veces se quedaba en casa.

Esa noche me había aburrido pronto así que había decidido traer directamente a dos tíos y una tía al apartamento. Uno de los chicos era vampiro, los demás eran humanos... Me entretenía verlo morder a los demás o al menos no me dejaba pensar en Ben que era todo lo que esperaba.
Era de madrugada y estaba borracha y tumbada en el sofá mirando sin ánimos la escena de sangre cuando Arlette llego a casa.

Spoiler:

No me terminaba de acostumbrar a esto de estar muerto. El tiempo corría de una manera diferente, apenas un ratito en el "mundo de los muertos" y cuando volvía a cotillear a las chicas habían pasado días. También de pronto no veía a Gus y luego al rato si... Era raro. Podía imaginarme como te podías pasar allí la eternidad muerto y no darte casi ni cuenta... Era deprimente pero había que acostumbrarse.

Por su parte cuando Arlette llegó a casa bufó cerrando la puerta de un portazo. No sabía de que sorprendía, esto ya era casi el pan de cada día. Y estaba cansada, sabía que lo estaba pasando mal pero no era la única y no era su madre joder... ¿pero tenía que hacer esas cosas de verdad en casa?.
- Sácales de aquí-dijo enojada mirando a Alma allí sentada mirando la escena como si nada.-YA- dio tajante mientras iba a su habitación a soltar las bolsas de lo que había estado comprando. Comprar la relajaba. O bueno, en realidad la relajaba cualquier cosa que fuera estar lejos de esa casa y de Alma.

Entró Arlette a los portazos y la miré con sorna cuando me dijo eso tras largarse a su habitación. Ni siquiera entendía porqué permanecíamos juntas... bueno sí, porque en el fondo ninguna de las dos quería perder las esperanzas y a la vez ahora mismo estábamos totalmente solas en el mundo.
-Pfff... Vale, chicos... Se acabó la diversión.- dije entornando los ojos y haciendo señas de que era toda "culpa" de Arlette que nos estaba cortando el rollo. Se quejaron un poco pero era obvio que tenían que obedecerme así que tan pronto se pusieron de pié comenzaron a largarse. -Está visto que no se me permite ni relajarme en paz.- dije más fuerte para que Arlette me escuchara. Salieron de la casa y cerré la puerta con dificultad (en parte por la borrachera y en parte porque las llaves no eran lo mío) y ya fui a la habitación de Arlette. -¿Porqué tienes que ser tan aguafiestas? Es de madrugada... no puedo ni siquiera montar una fiesta para entretenerme un rato? Tendrías que unírtenos y lo pasarías mejor, se te iría un poco la amargura.- le dije mirándola ordenar sus cosas, pero en el fondo a mí la amargura no se me pasaba demasiado.

Arlette suspiró aliviada cuando notó como los chicos y el vampiro se largaban y se giró todavía algo malhumorada cuando Alma irrumpió en su habitación- ¿Qué no se te permite estar en paz? ¿Qué no puedes montar ni una fiesta? Llevas semanas haciendo lo que te la gana Alma!- dijo furiosa sin poderse creer que fuera tan hipócrita- Y te he dejado hacer lo que te diera la gana para que se te pasara el dolor, pero se acabó, yo también lo estoy pasando mal y no voy haciendo el gilipollas por ahí-soltó- Monta tus fiestas si quieres pero fuera de esta casa, no pienso aguantar más tus tonterías, si quieres joderte la vida y apagar tu humanidad o conseguir que te maten es cosa tuya, pero no me metas en tus líos- dijo sin más antes de girarse hacía sus cosas para seguir colocando.

Arlette me reprendió y aunque iba borracha y algo alterada la verdad es que no me cayó mal todo eso... seguramente en parte necesitara algún límite... pero como fuera ya no tenía humor para fiesta por el momento así que no tenía caso discutir por eso. Me apoyé en la pared de su habitación mirándola mientras seguía acomodando las cosas que había comprado. -¿No piensas mostrarme nada de lo que te has comprado?.- le dije cambiando de tema absolutamente mientras cotilleaba un poco desde la pared intentando mirar lo que contenían sus bolsas. -No sé si lo recuerdas, pero además de ser modelo, en otro tiempo supe ayudar a Aitana con su negocio de asesoramiento de modas.- dije con una pequeña sonrisa de lado un poco en broma y un poco por ir dando por absolutamente saldado el tema anterior.

La miró casi bufando como si no diera crédito, ¿ni se dignaba a contestarla?. No dijo nada y fue guardando las cosas hasta que soltó lo último y volvió a bufar algo molesta-Ten, como soy una tonta te había comprado esto con toda mi buena intención- dijo Arlette casi molesta con ella misma mientras la lanzaba una de las bolsas que había sobre la cama para que la cogiera al vuelo. 
Hacía unos días había conseguido que por fin Alma se dignara a salir por una vez por la mañana y habían pasado por delante de un par de tiendas. A Alma le había gustado una de las camisetas de uno de las escaparates y tonta de ella se la había comprado pensando que era una pequeña muestra de que su humanidad seguía en alguna parte y que podía dejar de pensar en la sangre para variar.

Arlette dijo eso arrojándome al vuelo una bolsa que cogí eseguida del aire. Sonreí encantada con ese detalle y antes de mirar lo que tenía dentro la miré a ella otra vez despegándome de la pared. -Joder Arlette, lo siento... ha sido, todo un detalle.- murmuré sinceramente sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas como una imbécil, es que no es como si estuviera precisamente acostumbrada a que alguien tuviera detalles conmigo, ni siquiera Ben era tan de estar en esas cosa... nunca había recibido demasiados regalos en realidad. Miré dentro y ví que era una camiseta que antes me había gustado. -Me encanta, en serio... Joder, muchas gracias.- dije mirándola ilusionada. -Disculpa, siento lo de antes... De verdad me gustaría que me enseñaras lo que has comprado.- dije con una leve sonrisa ya quitándome el vestido así nomás y poniéndome la camiseta para ver qué tal me iba.

Arlette asintió sin decir gran cosa ante sus gracias y sus disculpas. -No ha sido nada-dijo simplemente mientras la miraba probarse la camiseta- ¿Es de tu talla, verdad?- preguntó con algo de dudas. Estaba prácticamente segura de que sería su talla pero nunca se sabía.
Al final decidió cambiar el chip y ya, para una vez que estaba Alma de buenas había que aprovecharlo, ¿no?. Así que la siguió con eso de que la enseña las compras- Me he comprado estas sandalias- dijo sacando unas negras con algo de tacón que le habían encantado- Y mira esta falda... Dime que no es lo más bonito que has visto en la vida- dijo de broma casi como si la desafiara mientras la sacaba de una bolsa y la estiraba un poco para que Alma la pudiese ver bien.

Enseguida me coloqué la camiseta y me miré en el espejo de la habitación. -Sí, sí... es mi talla.- dije sonriendo. -Me ha gustado apenas la ví. Me va bien, no?.- le pregunté mirándome todavía en el espejo.

Spoiler:

Ya me mostró las sandalias y sonreí, estaban geniales. -Oye, tienes buen gusto. Tendríamos que ir de compras alguna vez las dos juntas... No sé, aprovechar que estamos aquí sin mucho para hacer.- dije encogiéndome de hombros con una pequeña sonrisa. Ya dijo lo de la falda enseñándomela y asentí. -Mmm... No puedo decirte eso. Es de verdad lo más bonito que he visto en la vida.- dije riendo mientras volvía a mirarme al espejo y me sentaba después en la cama, es que la borrachera no se me iba del todo y costaba mantenerme en pié. -Venga, pruébatela a ver cómo te queda.- le dije con una sonrisa.

-Si, te queda perfecta- dijo mirándola cuando se la puso. Había tenido buen ojo si que era su talla y la camiseta le quedaba muy bien.-Vale, voy- dijo comenzando a quitarse los pantalones que llevaba mientras Alma se sentaba- Si deberíamos salir de compras, sabes? Me encanta ir de compras, me relaja, últimamente si por mi fuera no saldría de las tiendas- dijo medio de broma, pero claro que últimamente estaba más estresada que otra cosa- Pásame los zapatos- dijo para probarse todos juntos
Se puso la falda y se sentó un segundo para ponerse los zapatos- Sobre eso de que no tenemos mucho que hacer... ¿no sabes nada de tu padre?- preguntó sin poderlo evitar mientras se ponía el último zapato.- ¿Qué te parece?- dijo después poniéndose en pie para que la viera.

Falda:

Arlette dijo que me quedaba perfecta y sonreí ya escuchándola mientras se cambiaba, la entendía... eso de ir de compras para relajarme era algo que solía hacer. Aunque ahora no me alcanzaba, era como si nada me alcanzara. Le pasé las sandalias y asentí. Ya me preguntó lo de mi padre y en parte eso temía... prefería ni pensar en eso. -No, no sé nada.- dije enseguida. -No sé si será que se ha desaparecido del mapa otra vez o es que está juntando al aquelarre para hacer el hechizo del siglo... No sé qué pensar.- dije lo último con algo de sarcasmo pero es que estaba algo perdida con eso. No acababa de dejar morir todas las esperanzas, pero tampoco quería pasarme las 24 horas pensando en eso o enloquecería.
Ya me mostró como le quedaba y asentí. -Me encanta, te va muy bien... tendríamos que salir por ahí un poco y no sé, hablar de cualquier cosa... Relajarnos, de verdad que lo necesito.- dije mirándola un segundo.

Asintió levemente, ya se lo había imaginado- Yo... Lo he estado pensando y o buscamos a otra persona o... Hacemos algo con él, porque realmente creo que a tu padre le falta algo de motivación- dijo enarcando una ceja sin atreverse a mirarla mientras se alisaba la falda. ¿Cuánto más podrían esperar sin enloquecer? Tenían que hacer algo... 
-Gracias- dijo contenta ante eso de que la quedaba bien. -Pues si, deberíamos salir algún día de estos, pero sin cometer locuras- dijo señalándola con el dedo porque no iba a pasar eso de ir por ahí mordiendo y/o matando a cualquiera.

Asintió levemente, ya se lo había imaginado- Yo... Lo he estado pensando y o buscamos a otra persona o... Hacemos algo con él, porque realmente creo que a tu padre le falta algo de motivación- dijo enarcando una ceja sin atreverse a mirarla mientras se alisaba la falda. ¿Cuánto más podrían esperar sin enloquecer? Tenían que hacer algo... 
-Gracias- dijo contenta ante eso de que la quedaba bien. -Pues si, deberíamos salir algún día de estos, pero sin cometer locuras- dijo señalándola con el dedo porque no iba a pasar eso de ir por ahí mordiendo y/o matando a cualquiera.

Le conté lo de mi padre y enseguida propuso esas dos "opciones". Enarqué una ceja mirándola. -Por mi encantada, pero no tengo idea de dónde sacar otro brujo... ya te he dicho que no me suelo llevar precisamente bien con ellos.- dije enseguida encogiéndome de hombros y respondiendo un poco a la primera de las propuestas de Arlette. -Y sobre lo demás, no sé... se te ocurre alguna manera de... digamos... motivarlo? Porque ya no sé ni qué creer...- murmuré bajando algo la mirada. No me importaba a estas alturas probar lo que fuera necesario para conseguir el condenado hechizo, pero de verdad que tras años de seguir a mis padres ahora mismo no tenía en claro en qué punto estaba mi relación con ellos, si es que la tenía.
Dijo lo demás y asentí entornando los ojos. -Ya, ya... tampoco te pases... No es como si fuera a asustarte con mis supuestas "locuras" o sí? Seguramente habrás visto cosas peores.- dije con una pequeña sonrisa.

-No, no me voy a asustar, pero eso no quiere decir que esa vida me gusté- dijo encogiéndose de hombros. COmo bien se sabía había vampiros de todo tipo y Arlette no era precisamente de las sádicas que disfrutara de las muertes y de hacer daño a los humanos, al contrario, siempre había estado bastante en contra. 
Fue diciendo lo demás y suspiré, ella tampoco conocía a ningún brujo hoy por hoy -¿No tienen más hijos tus padres?- preguntó siendo esta vez si que un poco sádica tal vez y pensando en torturarlos un poco. Podía sonar fatal pero en situaciones desesperadas, medidas desesperadas! Pero suspiró, igualmente no lo veía muy factible- Mira no me tomes por la loca, pero creo que deberías de morir- soltó de sopetón como si fuera la mejor solución del mundo. Pero lo había pensado durante días y... ¿qué podía motivar a un padre más en este tema que la muerte de su propia hija?.

Fue diciendo eso de que no iba a asustarse pero que tampoco esa vida le gustaba. -Pues, no sé... tampoco digo que me "guste" esa vida, ni ninguna en particular... pero he descubierto que me ayuda a no andar triste... odio estar triste.- dije como si fuera una niña pequeña al final. Vale, seguramente a nadie le gustara estar triste, pero estaba demasiado acostumbrada a huir de los problemas, el tener que lidear realmente con algo tan tremendo como la muerte real de Ben, me superaba.
Ya dijo eso sobre otros posibles hijos de mis padres sacándome de mis pensamientos. -No.- dije a la primera. -Bueno, en realidad no lo sé... Nunca me han dicho nada sobre eso.- dije después porque no lo tenía en claro ahora mismo. Todo era posible. Continuó diciendo lo demás y enarqué una ceja desconcertada pero luego ya entendí un poco a qué iba. -Joder...- dije antes que nada mirándola todavía sentada en la cama y pensando en eso. -Crees que podría servir... es decir, y si no logra el hechizo?.- murmuré intentando ordenar mis ideas.

Arlette asintió, ella también odiaba estar triste y sabía que esa era la manera más fácil de olvidar pero seguía sin ser lo que más le gustara en el mundo.-Ya veo, que pena- dijo después ante eso de los hijos, era lógico después de todo si apenas había tenido contacto con ellos hasta ahora. Ya fue pensando sobre lo que había soltado tan de sopetón hacía apenas unos segundos y la miró algo insegura- Pues no lo sé, es un gran riesgo obviamente pero... supongo que habría que pensar los pros y los contras, ¿qué tan malo sería morir definitivamente?- dijo encogiéndose de hombros siendo totalmente neutral sin animarla ni a una cosa ni a otra.
 Si Arlette lo pensaba no sería tan malo para ella, había perdido a su marido y a su primo, con los que había estado más de doscientos años! Mentiría si dijese que se podía imaginar su vida a partir de ahora, casi que seguir en este mundo como si nada le parecía una jodida locura... Pero claro que los casos eran diferentes y sabía que la historia de Alma era diferente, y después de todo a nadie en su sano juicio le gustaría morir, ¿no?.

Asentí porque era una pena de verdad, pero es que a esta altura tampoco me importaba demasiado... Si no hubiera sido por lo de Ben estaba claro que no habría llamado a mi padre. No esperaba nada de ellos y me había acostumbrado a eso.
Dijo lo demás y me detuve a pensar un instante. -No sé, es decir... No me interesa la idea de morir.- dije antes que nada porque si algo era precisamente, era una sobreviviente. Siempre lo había sido y por mucho que mi vida perdiera sentido con Ben estaba segura de que le buscaría la vuelta para seguir adelante, como siempre había hecho. -Lo pensaré. Quizá eso si "conmueva" a mi padre... Pero antes querría llevarme a algunos conmigo. Uno en especial.- dije pensando en Zachary. -Y sé que es más riesgo todavía... pero no quiero sentir que ha sido en vano.- dije pensando en que intentar suicidarme así sin más no tenía ningun sentido para mí.

-Claro, bueno, pues ya se verá por donde sale todo- dijo Arlette sin poder decir mucho más sobre el tema, le parecía lógico que no quisiera morir, menos cuando no se sabía si eso motivaría a su padre o si realmente existía algo para volver de allí- No me hagas caso, es que a veces ya no sé ni que hacer y se me ocurren tonterías- dijo mientras se volvía a quitar los zapatos y la falda. Se puso la parte de abajo de su pijama y se sentó a la cama al lado de Alma-Creo que voy a dormir ya...-murmuró un poco por echarla a su habitación y sacándose también la parte de arriba y poniéndose la del pijama también. Era tarde y prefería estar sola en la habitación a ver si no pensaba mas y dormía un rato.

Arlette dijo eso de que no le hiciera mucho caso y asentí. Sabía que de todos modos esa idea me seguiría dando vueltas por la cabeza... joder, es que no estaba en condiciones de decidir nada ahora entre el alcohol y demás. -Vale, está bien... quizá yo me dé otra vuelta por ahí antes de ir a la cama.- dije más que nada porque ahora necesitaba despejarme y sentía que en esa habitación de pésima categoría, sobreempapelada y con olor a humedad, no era posible pensar en nada seriamente. 
Ya salí de la habitación y cogí un bolso donde puse el móvil, los cigarros y las llaves. Ni siquiera me cambié... solamente necesitaba salir de ahí.

Todavía era de madrugada cuando salí a la calle, aunque no había amanecido empezaba a aclarar. Caminé bastante, sin mayores intenciones que quitarme de encima todas las sensaciones que tenía. Es que no dejaba de creer que estaba como en un cuento. Todo, desde ese día del "secuestro" de Ben en Suiza hasta ahora, todo parecía un cuento. Un pésimo cuento.

Anduve cruzando calles como autómata, minutos y minutos, quizá más de una hora... la sensación del alcohol se me estaba yendo cuando sentí que alguien estaba siguiéndome. Los sentidos vampíricos siempre eran buenos para detectar esas cosas y ahora no era la excepción. Comencé a caminar imperceptíblemente más lento, a ver si podía descubrir al perseguidor sin quedar en evidencia.

Arlette la miró salir y suspiró. No es que la encantara la idea de que se fuera sola en ese estado pero ya era mayorcita, cada una podía hacer lo que la diese la gana, así que solo la dejo marcharse y ella se tumbó de una vez en la cama. Aprovechando que se había quedado sola en la casa se largó a llorar sin preocuparse en si hacía ruido o no, como hacía tiempo que no hacía... Toda su vida se había dado la vuelta y al menos llorando descargaba tensiones. No supo cuanto estuvo así, tal vez un minuto, o tal vez una hora... La cuestión es que por fin al final se durmió olvidándose de la jodida vida.

Efectivamente, apenas ralenticé un poco la marcha mi perseguidor también lo hizo. Caminé unos metros más y me metí en el primer callejón que encontré. Si siempre había sido algo temeraria más todavía ahora, a estas alturas podía sentir muchas cosas pero miedo no era una de ellas. 

Iba por la mitad del callejón cuando sentí que se acercaba el perseguidor, entonces me dí la vuelta y a velocidad vampírica crucé a su lado quedando del lado de afuera. Era una mujer pelirroja y menuda que claramente no era vampira, bastante guapa y más grande que yo. -Quién eres?¿Qué quieres?.- le dije sin darle tiempo a que pudiera decir nada. -Me llamo Sophie.- dijo con un acento un tanto extraño. -No te haré daño, me envían los amigos de tu padre... ya no confían en él, pero yo sí... me dijo que tú confirmarías su historia.- dijo mirándome con unos ojos negros que lo atravesaban todo. -No te conozco y claro que no me harás daño porque antes te parto el cuello.- dije sin ánimos de conversar con una cualquiera que viniera con un relato tan poco creíble. La mujer sonrió. -Te pareces a tu madre, pedante y soberbia como ella. Cambia la actitud o acabarás igual.- dijo con cierto desprecio sin dejar de mirarme pero en el acto me recorrió un frío la espalda ¿acabar como ella?. No pude hacer nada porque una fuerza que venía de esa mujer me estampó contra la pared manteniéndome allí inmovilizada. -Escúchame y no hables, estoy dispuesta a ayudar a tu padre pero habrá que hacer un sacrificio... y no pienso dejar que él se sacrifique sin antes convencerme de que vale la pena.- dijo calmada pero seria. -Joder, quién demonios eres? Qué tienes que ver con mi padre?!.- dije bastante cabreada. -Eso no te importa.- murmuró. -Seré clara, me caes muy mal. Vengo siguiéndote. A tí y a esa vampira que llamas amiga, sé que no has hecho más que matar humanos estos días y te desprecio por eso y porque eres todo lo egoísta que se puede ser... Pero  prometí que ayudaría a tu padre y lo haré aunque esté segura de que es una verdadera estupidéz. Sólo quiero que me cuentes quiénes son los vampiros que tenemos que traer.- dijo ya soltándome y dejándome caer al suelo. Estaba inyectada de odio pero sabía que lo más sensato ahora mismo era contenerse. -Ven por la mañana, si estabas siguiéndome sabrás donde vivo. Responderemos tus preguntas y tú responderás las nuestras.- le dije con toda la dignidad que pude considerando que estaba levantándome del suelo.

Hacía tiempo que no espiaba a las chicas, sobre todo porque llevaba esfuerzo y era más fácil dejar pasar el tiempo en el otro lado, cuando te querías dar cuenta habían pasado días! 
Pero Gus si estaba más atento de ellas y una de las pocas veces que le volví a ver (apenas le veía ya, no sabía como funcionaba este mundo pero me parecía que el socializar no era una de las cosas fundamentales) me comentó lo que le había propuesto Arlette a Alma de morir y me sobresaltó lo suficiente como para seguir a Alma un rato. 

Yo no terminaba de creerme que hubiese una manera de volver a la vida así que ese encuentro con la bruja no me gustó nada y mucho menos cuando escuché una voz conocida a mis espaldas- ¿Sabes quién es esa bruja?- dijo con cierto tono de enteradilla que de estar vivo me hubiese puesto los pelos de punta-Seguramente me pueda revivir a mi también- dijo haciéndome suspirar- Ya te gustaría- dije simplemente sin dignarme a girarme para mirarla antes de desaparecer yo mismo de allí al ver como la bruja aceptaba lo que había dicho Alma y se largaba también.

Apenas acabé de levantarme salí me largué de ese callejón a velocidad vampírica. Los brujos no me gustaban... y las brujas, menos todavía! Así que cuanto menos tiempo pudiera pasar con esa tía, mejor. Casi que no pensé en nada durante el regreso a casa, me había alejado lo suficiente como para que volver a pié fuera una locura. Ya amanecía y la claridad me impedía ir a velocidad vampírica así que acabé haciendo como los humanos normales y cogí un bus. Había perdido la cuenta del tiempo que hacía que estábamos en Ámsterdam, pero a estas alturas me manejaba en la ciudad como pez en el agua.

Tres cuartos de hora más tarde estaba en casa otra vez. Abrí la puerta y comprobé que Arlette seguía durmiendo. No quería despertarla tan temprano, pero tampoco podía dejarla al margen así que no me quedó otra. Igual primero me dí una ducha más que nada para quitarme la sensación de la mala noche de encima y cuando ya me cambié, entré a la habitación de Arlette.

ropa de Alma:

-Arlette... despierta. Tengo novedades.- le dije despacito para que no se sobresaltara.

Arlette estuvo durmiendo un par de horas antes de escuchar la voz de Alma. Parpadeó un par de veces y cuando tomó conciencia de las palabras de Alma se incorporó y la miró con curiosidad. Parecía recién duchada y se había cambiado. ¿Tanto había dormido?- ¿Novedades? ¿Qué ocurre?- preguntó sin saber ni que esperarse mientras se sentaba sobre la cama y se frotaba un poco los ojos luchando contra la morriña que todavía tenía por acabarse de despertar.