Recuperando fuerzas (Alma, Arlette, Gus) +18

Nada más llegar a la casa Alma subió a darse una ducha y yo fui a preparla un poco de sangre como me había pedido. Por su parte Arlette se quedó por la sala sin saber muy bien que hacer hasta que se fijó en la mesita, la habíamos dejado antes llena de botellas. Que desastre...
Las recogió por hacer algo y no quedarse parada y se metió a la cocina conmigo. Intercambiamos una mirada y sonrió levemente mientras dejaba las botellas sobre la encimera- Debería haber acompañado a Gus, estoy algo inquieta- reconoció suspirando- No le va a pasar nada, tranquila- dije mientras terminaba de servir sangre en una taza- ¿Quieres?- la ofrecí antes de guardarla por si la servía también otra taza- No, gracias... Voy a subir con Alma, a ver si la ayudo a armar algo- dijo mientras iba hacía la puerta. Prefería ayudarla que quedarse sin hacer nada.

Así que yo me quedé calentando la taza de Alma y la mía (que ya de paso me había servido algo también para mi) y Arlette subió las escaleras. Miró primero en la habitación de huéspedes pero no había nadie así que se asomó también un poco a la nuestra, podía escuchar el ruido de la ducha- Alma ¿Dónde tenéis las sábanas? Que voy armando yo la habitación no te preocupes.-le dijo sin atreverse tampoco a entrar demasiado en la habitación por si se pensaba que iría a cotillear nuestras cosas- También te quería pedir si nos podías dejar algo de ropa para dormir- la pidió sin alzar demasiado la voz. Sabía que la escucharía a pesar del agua y todo.

Empecé por meterme en la ducha, ya luego vería de armarles la habitación pero primero que nada necesitaba refrescarme un poco. Me desnudé y me metí bajo el agua, enseguida me sentí un poco mejor... sería cosa de humanos, no sé, pero es que todavía el contacto con el agua me encantaba aunque no pudiera sentir la ducha precisamente caliente o fría, era raro. Decidí no pensar en nada... demasiado estresada tendría ya la mente así que me decanté por irme enjabonando sin mayores intenciones que acabar con el baño en el tiempo que me llevara.
Al cabo de unos minutos escuché a Arlette. Sonreí porque es que no podía quedarse tranquila y sin hacer nada. -No podías esperar que saliera, no?.- le dije un poco a los gritos pero tampoco tanto. -Fíjate en el segundo cajón de la cómoda que debe haber algo de ropa para tí... No se cómo duerme Gus pero dudo que encuentres algún pijama de Ben.- dije con una pequeña sonrisa porque Ben dormía en boxers o con la ropa puesta o de cualquier manera en realidad. -En el armario de la habitación de huuéspedes debería haber juego de sábanas y eso... pero si no, puedes mirar en nuestro armario, creo que están arriba de todo...- murmuré continuando con las "instrucciones" mientras ya me enjuagaba el cabello.

-Ya sabes que soy de culo inquieto- dijo Arlette de broma, pero no podía con su genio y era cierto que no se podía estar demasiado quieta. Le parecía que era perder el tiempo.- Vale, no te preocupes, ya encontraré algo para Gus- ya le cogería alguna camiseta vieja a Ben o directamente cualquier cosa que a ella no le gustara y que lo pudiese ver como un "pijama". -No te preocupes, tomate el tiempo que quieras-dijo Arlette antes de ir hacía la cómoda que Alma le había dicho. Encontró algo de ropa para ella poder dormir y después tras abrir algún cajón más que parecían de Ben encontró algo para Gus- Vale ya lo tengo!!- dio Arlette como si la retransmitiera las cosas antes de salir ya de la habitación. Fue a la de invitados y encontró en el armario las sábanas así que enseguida las cogió y comenzó a hacer la cama.

Escuché lo que decía Arlette y sonreí cuando me dijo que me tomara mi tiempo. Tampoco pensaba quedarme mil años bajo la ducha pero en parte mejor si se organizaba. Con suerte hasta llegaba Gus en ese lapso y me evitaba cruzármelo hasta mañana por la mañana... de hecho, ahora que pensaba en Gus volvía a recordar que era una tontería enfadarme con él. Suspiré, ya se me pasaría, como siempre. Pasaron unos minutos más y al final acabé la ducha, me sequé en la habitación y me puse un camisón que usaba para dormir... a veces.

Spoiler:

Finalmente me acomodé un poco el cabello y, como siempre, bajé descalza las escaleras. Para mi sorpresa Gus no había llegado. Ben y Arlette bebían algo en la sala... seguramente Arlette tampoco había podido con su genio y había ordenado todo, claramente Ben no era del tipo de los que ordenaban. Recordaba el estado en que había quedado ese sitio... de hecho ahora mismo los recordaba a ellos allí y me daba algo. Joder...¿ es que no podría estar tranquila nunca?
-Tienes la sangre?.- le dije a Ben despacito, como pidiendo permiso, era una tontería... pero me sentía más aplacada que de costumbre. Como si todo me costara una eternidad y no me gustaba sentir eso.

Arlette había bajado hacía un rato y se encontraba cerca de la ventana mirando cada poco. Me hubiese gustado darla algo más que hacer para que dejara de ponerme nervioso pero ya había armado su habitación y todo y poco más había que hacer aparte de esperar a Gus... Yo por mi parte me había sentado como si nada en el sofá a beber de mi taza de sangre cuando escuché a Alma. Me giré a mirarla y enarqué una ceja sin poder evitarlo cuando la vi con ese camisón. Es que lo usaba pocas veces, por lo general dormía solo con una camiseta, o en el ropa interior o... sin nada. Eramos un poco desastre para esas cosas- Si, aquí tienes- dije tendiendola la sangre que había preparado para ella. Sabía que estaba llendo con cuidado pero ella también... Era raro. 

-Ya esta aquí!- dijo Arlette de pronto yendo hacía la puerta. Madre mía, había olvidado lo desquiciante que podía llegar a ser. Salió fuera y de fondo se escuchaba como murmuraba alguna cosa con Gus y algún que otro beso. Ya entraron juntos y sonreí al ver a Gus- Ey, has tardado- dije a modo de saludo pero contento de verlo, al final es que Arlette me había pegado su inquietud- Vivía más lejos de lo que esperaba, y me perdí a la vuelta- dijo haciendo que yo riera. Era un pueblo diminuto! ¿Cómo se podía haber perdido?- Tienes cara de estar agotado, anda vamos a dormir- le dijo Arlette tirando un poco de su mano- Vale... Buenas noches chicos-dijo Gus al pasar por nuestro lado hacía las escaleras, no me pasó inadvertida la mirada que le lanzó a Alma pero bueno que estaba seguro de que ya se la pasaría, Gus no tendría que darle tantas vueltas... Por mi parte hubiese querido cogerles de la mano e impedir que se marcharan por no quedarme a solas con Alma pero en algún momento tendría que pasar no?- Tu también tienes cara cansada, deberías subir a la habitación- dije mirándola tras darle otro trago a mi taza de sangre.

Gus y Arlette subieron enseguida y quedé a solas con Ben. Suspiré tumbándome a su lado en el sofá y cruzando las piernas mientras me estiraba un poco y ya las flexionaba sobre el sofá cogiendo la taza. -¿Qué decías?.- le pregunté con una sonrisa mirándolo. -Ah, sí... que tengo cara de cansada... que fuera a la habitación... Pues no. No estoy cansada, estoy un poco harta de no tener un condenado segundo a solas contigo, pero no. Cansada no.- murmuré relajándome sin darme cuenta. Es que era la primera vez en todo el tedioso día que llevaba encima que había podido decir exactamente lo que pensaba y hacer lo que quería sin intromisiones. Ben me miró con algo de desconcierto pero no dejé que dijera nada. -Shhh... escúchame. No he tenido privacidad ni siquiera en mi mente las últimas 24 horas, me he peleado contigo por razones que ni entiendo y a estas alturas no sé si este condenado día ha sido una estúpida broma del destino por haberte traído de la muerte o simplemente que eres pésimo eligiendo mujeres y tus ex, salvo contadísimas ocasiones, son espántosamente lunáticas.- dije con una verborragia que había dado por perdida cinco segundos antes. -Pero ahora mismo no tengo ni la capacidad ni el menor interés en ponerme a analizar los problemas psicológicos que, seguramente debo tener, para aceptar tan gustosa este insólito lugar que me convierte en una especie de cebo cada vez que alguien quiere joderte...- dije sin hacer ni una pausa. -Así que te propongo que, apenas acabe de tomarme esta sangre, te empeñes en compensarme el disgusto que acabo de llevarme y, en tu lugar, empezaría por decirme que estoy guapísima así con este camisón del siglo XVIII, que me amas con todo tu corazón y que en adelante lo pensarás dos veces antes de aceptar regalillos de brujas desquiciadas.- murmuré con una amplia sonrisa ya dejando de hablar y dándole un buen sorbo a la taza de sangre.

Alma me sorprendió por completo. En realidad tampoco había sabido que esperarme, supongo que esperaba que se fuera a la cama o que como mucho siguiera allí bebiendo entre algunos silencios, pero para mi sorpresa hizo todo lo contrario. Empezó a hablar y a hablar sin dejarme decir nada de nada y cuando acabó de hablar no pude menos que reír levemente por todas las cosas que me había dicho. Era para matarla.-Definitiva eso de que se metan tanto con tu mente te ha dejado complemente loca...-dije obviamente de broma clavando mis ojos en los suyos sin dejar de mirarla. Al menos se la notaba algo mejor, algo más "suelta" conmigo y eso me daba la suficiente confianza para no andar con tanto cuidado con ella-Anda ven...-murmuré tomándola de la mano y obligandola a vernirse algo más contra mí en ese sofá (con cuidado de que no se derramara su taza claro).- Lo primero es que lo siento... Es cierto que mis ex´s están un poco locas, no puedo llevarte la contraria en eso y no te lo mereces- dije mirándola sin soltar su mano y apretándosela un poco. Era lo que más me jodía de todo el asunto, que por mi culpa ella acabara "herida" o sufriendo. No era nada justo.- Lo segundo es que estas preciosa con ese camisón, estas... muy sexy... Mañana mejor no te lo pongas que no quiero que Gus se abalance sobre ti- dije obviamente de broma y sin dejar de mirarla a los ojos- Y claro que te amo, aunque me des un miedo horrible ahora mismo- susurré medio sonriendo- ¿Tú me amas?-la pregunté enseguida sin poderme contener. Después de tanto odio necesitaba escucharselo decir.

Ben me hizo reir cuando dijo que había acabado loca y cogió un poco de la mano llevándome más contra él, sonreí contenta de que (por fín!) tuviera algo de confianza conmigo, sentirlo alejado era lo menos que necesitaba ahora mismo si pretendía volver a la "normalidad", fuera lo que fuera eso.
Asentí como aceptando sus disculpas por sus ex con fingida cara seria y sonreí cuando dijo eso de mi camisón y Gus, que tampoco era para tanto pero no venía mal que me soltara algo así bonito. Acabó de hablar y sonreí otra vez mirándolo. Acabé mi taza y la dejé por la mesilla. -Pues claro que te amo, siempre lo he hecho y dudo a estas alturas que pueda dejar de hacerlo... Pero tengo que confesarte algo.- murmuré mordiéndome un labio y clavando mis ojos en los suyos. -Sábes? No había tomado conciencia hasta hace unos minutos...- murmuré ya un poco en tono de juego acercándome peligrosamente a él. -Pero ahora me parece evidente... Ben, nada me gusta más que darte miedo.- murmuré sin dejar de mirarlo. -Sigue mirándome así y no sé lo que haré contigo.- le amenacé de broma.

Sonreí y asentí un poco, era un poco tonto porque hacía menos de una hora que el brujo ese había estado "reviviendo" toda nuestra historia en nuestra cabeza y sabía que me amaba, lo tenía todo muy reciente... Pero a pesar de todo había necesitado escucharselo decir para estar tranquilo. Demasiados gestos y palabras malas me había dedicado durante todo el día. 
Se acercó más a mi tras dejar la taza y no dejé de mirarla ni un instante- El problema... es que no puedo dejar de mirarte así-susurré también un poco en tono de juego ante su amenaza. La miré y bajé la vista por un instante a sus labios antes de acortar la distancia y besarla. Lo necesitaba, la necesitaba. Abrí sus labios con los míos y la estreché contra mí, casi que "obligandola" a que me respondiera al beso enseguida.

Dijo que no podía dejar de mirarme así y no alcancé ni a contestarle porque enseguida me miró los labios y antes de que pudiera agregar nada estaba comiéndome la boca de un beso. Enredé una de mis manos en su cabello enseguida, acercándolo más a mí y haciendo que profundizáramos ese beso que, ahora me daba cuenta, venía necesitando desde hacía rato. Moví mi lengua, abrí sus labios con los míos y sentí otra vez el sabor de cada parte de su boca. Una y otra vez volví sobre sus labios, chupando y dando pequeños mordiscos aquí y allá, buscándolo sin demoras mientras me apretaba más contra él y con mi otra mano me afirmaba en su cuello, atrayéndolo más hacia mí, buscándolo como siempre. -Joder Ben...- susurré contra sus labios. -¿Qué tan dormidos crees que estén?.- susurré con picardía pensando en Gus y en Arlette... bueno y en las ganas de montármelo que tenía ahora mismo. -Venga, vamos a la cocina...- le insinué con picardía sin cortarme al tiempo que me ponía de pié y le extendía la mano.

Me respondió enseguida, buscándome sin cortarse y antes de darnos cuenta estábamos complemente encajados el uno con el otro. Necesitaba esto, de alguna manera había necesitado sentirla así de desesperada conmigo porque realmente yo nunca había dejado de estar desesperado por ella. Cuando nos separamos dijo de ir a la cocina y la miré sonriendo un instante antes de tomar su mano y ponerme también en pie. Estaba claro que eramos un desastre como anfitriones ahora mismo, pero no iba a ir contra la que quería... Quería estar con ella más que nada y tener invitados no me lo iba a quitar- Vamos- dije simplemente tirando de ella hacía la cocina.

Ben no puso ninguna pega y realmente agradecí que lo hiciera porque deseaba estar con él más que nada en el mundo. Me daban igual Gus y Arlette, me daba igual practicamente todo. Se puso también de pie y no tardamos nada en ir a la cocina, Ben me llevó de la mano y apenas entró él, lo hice también yo. Cerré la puerta detrás mío y lo miré con picardía apoyándome de espaldas en la puerta y tironéandolo de la mano para que se acercara a mí. Lo besé en el acto cogiéndolo del cuello y otra vez abrí su boca con la mía mientras se apoyaba un poco en mí y comenzaba a sentir su cuerpo contra el mío. No le dí tiempo a nada, bajando mi mano y metiéndola por dentro de su camiseta para quitársela en el acto, un poco a los tirones.

Entramos en la cocina sin decir ni una palabra y cuando se apoyó de esa forma en la puerta tras cerrarla me pareció la cosa más sexy del mundo. Bueno es que Alma en realidad era lo más sexy del mundo. Nos besamos una vez más y me plegué por completo a su cuerpo, queriendo sentirla, poseerla, no dejarla escapar jamás... La ayudé con mi camiseta y mis dedos enseguida fueron hacía el borde de su camison. Dejé caer un tirante, después el otro... y finalmente se lo quité sin perder demasiado el tiempo. Porque era algo que no teníamos...Al final es que no dejábamos de estar en una casa llena de vampiros con un oído muy fino. Si estaban despiertos estaba seguro de que nos escucharían, yo mismo podría decir sin dificultad cuantos grillos había en el árbol de la esquina, y la cocina estaba mucho más cerca de la habitación así que... Solo quedaba rezar para que ya estuviesen bien dormidos.

Acabó de quitarme el camisón sin andarnos con vueltas y, aunque no lo habíamos pactado nos fuimos manejando un poco en silencio. Acaricié sus pectorales con intensidad y bajé hasta su cintura para desabrocharle de una vez el cinturón sin dejar un segundo de besarlo. Bajé con mis labios por su barbilla y llegué a su cuello, chupando, besando, sintiendo el paso de su sangre debajo de su piel. Suspiré mientras iba desabotonando sus pantalones y otra vez volví a sus labios. -Qué quieres? Dímelo... dímelo ahora.- suspiré en sus labios mientras metía una de mis manos dentro de sus pantalones acariciando ya su miembro sin ningún pudor. -Haré lo que quieras y luego... quiero que me lo hagas sobre la mesa.- murmuré en su oído antes de morder el lóbulo de su oreja. -Que me beses y que me chupes y que me dejes sin palabras.- fui soltando un poco por calentarlo y un poco porque de verdad que deseaba todo eso y lo deseaba ya.

Fue bajando con sus besos por mi barbilla y me estremecí cuando me soltó todo eso de sopetón al tiempo que colaba la mano ya por dentro de mis pantalones. Me había puesto a mil en un segundo, era una jodida-Joder Alma-murmuré murmuré llevando uno de mis dedos hacía sus labios, un poco para que me diera un respiro y otro poco para callarla porque me iba a dar algo- Quiero que me muerdas, eso quiero...-susurré con picardía moviendo mi mano desde sus labios hasta su nuca, acercándola casi enseguida hacía mi cuello- Quiero que bebas de mi sangre, quiero entrar en ti de todas las maneras posibles...-susurré en su oído embriagado ya por el simple pensamiento de la sangre -Hazlo...-la apremié mientras la estrechaba más contra esa puerta.

Llevó uno de sus dedos a mis labios y tres segundos después estaba soltándome que lo mordiera y que quería entrar en mí de todos los modos posibles. No podía creer lo mucho que me ponía y a esas alturas estaba tan embriagada por él que bastó que me ayudara a acercarme a su cuello para que no me cortara para nada y desenfundara mis colmillos. Lo mordí donde le gustaba, era algo que siempre había sabido hacer bien y que incluso con la mente totalmente trastocada podía recordar casi instintivamente. Sentí su sangre en mi garganta y no dejé de sujetarlo con fuerza, sintiendo para mi placer como él mismo me estrechaba más acorralándome contra la puerta, como si no quisiera que lo soltara por nada del mundo.
Bebí su sangre y fui dejándome llevar por las sensaciones que me invadían desde la cabeza a los pies, por la pasión que siempre había envuelto cada segundo con Ben, porque eso era lo que me ataba a él. Una energía que no me podía explicar, que no podía ocultar ni la magia y que ahora necesitaba que sintiera, que entendiera, que compartiera conmigo.

Me mordió rápidamente y me aferré a ella con un pequeño gemido de dolor/sopresa/placer... En realidad ni yo mismo tenía muy claro de que era pero lo cierto es que me estaba encantando y sabía que podría sentirlo.-Te necesito tanto...-susurré casi sin pensar mientras enredaba las manos en su pelo y la incitaba a seguir un poco más. La sensación de que bebiera de mi con esa ansiedad era tan embriagadora que me volvía loco. -En cuanto acabes quiero que te desnudes y te tumbes en esa mesa... voy a compensarte por todo, te lo prometo- susurré para que me escuchara mientras bebía y prometiéndola un poco todo eso que me había pedido antes.

Me insitó a que siguiera mientras enredaba sus manos en su cabello y me soltba que me necesitaba. No podía cortarme ante cosas como esas, así que seguí bebiendo un poco más, cuidando de no pasarme todo lo que podía. Dijo lo demás y casi me da algo, apenas podía pensar, me sentía realmente en el limbo entre una cosa y la otra, así que acabé ya de morderlo y enseguida me dediqué a lamer su herida subiendo luego por su cuello y chupando su barbilla entre mordisquitos antes de llegar a su boca y comérsela otra vez a besos. Me desabroché el sujetador sacando un tirante y el otro tal y como me había pedido y luego ya rompí el beso. Enseguida lo empujé un poco, apartándolo para que me diera un mínimo de espacio y mirándolo a los ojos, ya me quité mi última prenda dejándola caer al suelo sin dejar de mirarlo, moviendo mis pies enseguida para librarme del todo de ella. -Así está bien?.- murmuré desnuda ante él con picardía y sin quitarme de sus ojos.

Cuando terminó de morderme me empujó un poco para poder quitarse la ropa interior y ya sentía que mi piel echaba de menos la suya. No quería apartarme de ella por nada del mundo, no después de todo lo hoy.- Fatal... dije que te tumbarás sobre la mesa- la regañé con picardía recorriendo su cuerpo desnudo de arriba a abajo sin cortarme ni un pelo antes de tomarla de la cintura y empujarla un poco hacía la mesa. No dije nada, no era capaz de hacerlo ahora mismo. La ayudé a subirse sobre la mesa y enseguida la besé una vez más, recorriendo su boca con mi lengua, degustando cada pedazo de ella. Porque era lo que iba a hacer, la iba a degustar, iba a recorrer su condenado cuerpo a besos... Nos apartamos para poder respirar y fui bajando con besos por su barbilla, su cuello... Lamiendo y besando poquito a poco según iba hacía sus hombros.

Me mordí un labio apenas dijo que iba fatal, pero no pude ir a la mesa porque directamente Ben me cogió por la cintura llevándome y tumbándome allí antes de volver a besarme. Esta vez fui yo la que enredó los dedos en su cabello, cerrando mis puños y queriendo devorarlo de verdad, pero apenas unos segundos después ya estaba otra vez alejándose de mi boca y comenzando a besar mi barbilla, mi cuello, mis hombros.
A estas alturas la verdad es que no hacer ruido había dejado de ser mi prioridad, Gus y Arlette estaban a mil kilómetres de mi cabeza y me daba igual todo... lo único que me importaba era Ben. Lo sentía sobre mí, desquiciado, casi rabioso, buscando con la intuición que siempre había tenido, arrancarme uno y otro quejidos de placer allí por donde pasaban sus labios.

Mis labios siguieron su camino, bajando poco a poco hasta sus pechos. Los besé, los lamí, los devoré, no paré ni un instante mientras sentía como su espalda se arqueaba por momentos. Me encantaba cada parte de su cuerpo y su piel era tan suave que me podría pasar las horas muertas besándosela sin cansarme para nada. Pero no me detuve de todas formas de demasiado, mi objetivo era otro. La ayudé a irse más sobre la mesa, hasta quedar tumbada del todo y fui besando su cintura mientras mis manos recorrían sus muslos. Quería compensarla por todas las cosas que habían pasado y además, quería que disfrutara y gimiera como tanto me gustaba. Bajé y bajé hasta llegar a su sexo y comencé a darle placer con mi boca, lamiendo como sabía que la gustaba y abriendo un poco más sus piernas aprovechando que tenía mis manos repartiendo todavía caricias por sus muslos.

Suspiré de placer al sentir sus labios por mis pechos y no pude evitar arquearme a medida que iba tocándome sin cortarse. Bajó hasta llegar a mi sexo y ya no evité gemir de placer cuando comenzó a buscarme con su lengua, acariciándome las piernas y abriéndomelas con indecencia. Me sentía totalmente desquiciada y haber bebido su sangre ayudaba a percibir lo acelerado que iba Ben.
Me abrí a él, como cada vez, como siempre desde el instante en que lo había conocido y lo había dejado entrar en mi vida sin ponerle pgas, arriesgándome a perderlo todo porque nada tenía sentido sin él. Lo adoraba, cada movimiento, cada manera en la que hacía las cosas y ahora sentía que lo recuperaba, que era todo para mí. Ninguna ex lunática se me volvería a meter en el camino, no iba a dejar que nadie estropeara lo que teníamos.
Bajé mis manos a su cabello y otra vez enredé mis manos en su pelo, cerrando los puños instintivamente y ayudándolo a quedarse por allí, buscándolo y sintiendo como jugaba con su lengua y sus dedos sin ningún control.

Alma comenzó a gemir según me movía por su sexo y por una parte quería callarla porque teníamos invitados pero por otra parte era el sonido que más me encantaba del mundo. Provocar esos gemidos en ella era de lo más sexy que me había pasado en la vida. De hecho ni me pude quejar porque además enredó sus dedos en mi pelo incitándome a seguir y fue lo que hice, ayudándome esta vez un poco por mis dedos, penetrándola con ellos mientras mis boca seguía jugando con su sexo como ya sabía que la gustaba. Me la conocía de memoría y no me importaba nada, lejos de aburrirme me encantaba.

No se detuvo, al contrario, fue buscándome cada vez más. Dedicándose con todo el tiempo del mundo a desesperarme, lamiendo y jugando con sus dedos, haciendo que poco a poco fuera perdiendo el poco control que me quedaba. No había nada que me importara más que estar allí, con él. Las últimas 24 horas habían sido un infierno y por primera vez sentía que podía relajarme, bajar la guardia y descubrirnos disfrutando como siempre, sin nadie entrometiéndos y jugándonos malas pasadas.
Arquié mi espalda sin poder evitarlo cuando sentí como ya penetraba con sus dedos en mi sexo, haciendo exactamente lo que me gustaba sin dejar de acariciarme las piernas, obligándome a abrirme del todo para él.

Alma estaba totalmente a mi merced sobre esa mesa, podía sentirlo y sobre todo verlo. Se desesperaba sobre esa mesa con cada cosa que le hacía y era una imagen tan perturbadora como sexy. Eso quería para toda la jodida eternidad, a esa mujer así de desesperada conmigo, y no iba a dejar que nadie nos jodiera, lucharía contra quien fuera por mantener lo que teníamos.
Me encantaba verla así, de hecho hubiese seguido hasta arrancarla el orgasmo pero al mismo tiempo la necesitaba, necesitaba que llegáramos juntos a ello después del día terrible de hoy- Lo siento cariño- casi que me disculpé con una sonrisa juguetona cuando aparté la boca y la mano de su sexo.- Pero te necesito- la volví a decir como antes. Me desabroché los pantalones y tras bajarme también los boxers la atraje más hacía el borde de la mesa para poder hundirme en ella y comenzar a marcar el ritmo de mis embestidas.