Intentando volver a la rutina

No había pasado ni una semana en Fell´s church y mi vida había cambiado radicalmente, y no solo mentalmente, incluso por mí ya hubiera cambiado hasta mi mortalidad, definitivamente había nacido un nuevo Leo, y aunque me gustara eso de ir por ahí dejando que los vampiros me mordieran quería llevar mi vida lo más normal que fuera posible. Por eso decidí ir al bosque, a mis eternos paseos por el bosque...

La noche anterior habia llegado a Fell's Church y tras haber mantenido una pequeña disputa con el al final nos habiamos terminado llevando bien.
Cuando salio el sol sali de la casa de Huespedes dispuesta ha descubrir que era lo que habia por aquellas tierras, empezando por los bosques cercanos. Con unos vaquerosnegros, una camiseta roja, una cazadora de cuero negra y unas botas negras en las cuales habia enfundado mi canalizador me adentre en el bosque.

Últimamente mis sentidos se habían agudizados por mantener varios vínculos de sangre con vampiros, y pude oír que alguien venía por el camino de la casa de huéspedes y decidí dar la vuelta a ver con quién me encontraba.

Estube andando hasta que senti el aura de un humano, levante la vista y efectivamente habia un humano a lo lejos en el camino. Segui andando hasta que me cruce con el.
-Ohayou!-salude al pasar por su lado.

-Hola. -saludé amablemente.

-Soy Leo, encantado. -Me presenté.

A pesar de que apenas me habia detenido cuando habia saludado al chico este me devolvio el saludo y se presento.
-Nanaco-le dije alargando mi mano derecha a modo de saludo.

Le cogí la mano e hice una pequeña reverencia antes de besarle la mano.

-¿Eres nueva verdad?

Aquel gesto me sorprendio pero no aparte la mano hasta que el me la solto.
-Llegue ayer-le informe-¿Tu eres de aqui?-le pregunte

-No, me mudé aquí hace una semana. -Dije respondiéndole.

-¿Y que te parece esto, te gusta? -Le volví a preguntar. Gracias a la sangre de vampiro ahora sentía aún mas cosas de lo normal, y algo me decía que esa chica no era una simple humana.

-Tiene algunos chicos interesantes este lugar... si, me gusta-le dije pensando en Santiago y en el.
-La verdad es que hablas como si llevaras aqui toda la vida y apenas llevas unas semanas...-le dije riendo.

-Si... digamos que he trazado un estrecho vínculo con la gente de aquí.

Dije acordándome de las personas que me había acostado ya allí y con las personas que había tenido un rollo.

-Esta bien eso. Supongo que eso significa que la gente aqui es amable-le respondi tras haber recapacitado sobre lo que me habia contado.

-Si... bastante, aunque tienes que tener cuidado, hay chicos malos que querrás hacerte cosas malas... -Dije guiñándole el ojo.

-¿Chicos malos y cosas malas?-le dije divertida-¿Cuantos años crees que tengo? ¿12?-continue riendo

La observé de los pies a la cabeza y cuándo la volví a mirar a los ojos le dije:

-Por lo menos no aparentas 12. -Le respondí con una sonrisa pícara.

Rei divertida.
-Menos mal... acabas de quitarme un peso de encima-le dije finjiendo una preocupacion comica.

Le sonreí.

-¿Y qué te trae aquí? -Le pregunté.

Aquella era una pregunta peligrosa y me altere ligeramente, aunque un humano normal no podria darse cuenta de ello.
-m... nuevos aires-respondi finalmente.

-Aja, y de donde vienes? -Pregunte aun intrigado.

-De Tokio-le dije-Aunque estube viviendo muchos años en Nueva York-le segui explicando.

-Vaya, que interesante... y dime, ¿a qué venías al bosque?

Lo mire extrañada.
-Haces demasiadas preguntas ¿no crees?-le pregunte.

-Eres nueva... yo cuándo llegué también me interrogaron.

Le respondí con una sonrisa amable.

Lo mire dudosa.
-No se por que no me lo creo...-le dije pero al final me rendi y le respondi-Me alojo en la casa de huespedes y para salir de alli tengo que pasar por narices por el bosque...-le dije

Oh, interesante... -Respondí.