Y todo cambió (Alma)

Nos habían desalojado de lugar ni bien llegaron los policías y no fue hasta un rato mas tarde en el que recibí una llamada extrañísima de Arlette. No decía gran cosa, simplemente que estaban en el hospital. Pero no tenía sentido, ¿qué hacían allí?

No fue hasta estar cara a cara que Arlette me soltó el bombazo de lo que había hecho Pauline. Sinceramente en un primer momento pensé que me estaba vacilando pero lo decía con tal tono de voz que cuando me dejaron entrar a la habitación de Alma ya entré con un nudo en la garganta. Apenas atravesar la puerta me retumbó el sonido de su corazón en los oídos y por si quedaba alguna duda una condenada maquina llevaba el control y sonaba con cada latido. No podía ser verdad… Alma seguía dormida, o inconsciente, o quien sabe y yo con cada paso que daba hasta su camilla solo sentía como mi mundo se desmoronaba.

Siempre he sido cabezota, lo reconozco, así que antes de darme cuenta me estaba mordiendo mi propia muñeca y se la estaba poniendo en la boca para que bebiese. No es que pensara convertirla de nuevo sin su permiso (a pesar de que  Arlette me había recalcado que Pauline decía que no era posible) pero al menos esperaba “sanarla” para que despertara ya mismo. Pero no pasó eso, al contrario, Alma empezó a toser y a escupir mi sangre sin abrir ni los ojos y ahí ya si que sentí un horrible pinchazo en mi interior. Alma no aceptaba mi sangre, seguramente la de ningún vampiro, y yo solo podía pensar que esto no podía ser verdad y que estaba en una horrible pesadilla…

Las horas pasaron, los médicos no veían nada raro pero querían tenerla en observación hasta que despertase. Arlette y Gus se marcharon a su recién estrenada casa a la espera de noticias, a mi era al único que me dejaban quedarme con Alma por eso de ser su esposo… Suspiré por duodécima vez y me apoyé en el marco de la puerta cerrada tras dar otra vuelta por la habitación. Llevaba horas allí metido acompañado solo del jodido ruido de su corazón, me iba a volver loco… Esos latidos me recordaban una y otra vez que Pauline nos había jodido esta vez pero de verdad. Lo único que ocupaba mi mente ahora mismo era la venganza, tenía que vengarme de ella como fuese.

Seguía metida hasta la médula en una pesadilla. No entendía dónde estaba, ni qué ocurría... las imágenes se sucedían extrañas y por sobre todo me jodía el dolor. No es que no hubiera sentido antes dolor, porque claro que lo había sentido... pero ser vampira había ayudado a que cambiara mi punto de vista, incluso respecto del dolor. El sueño era de lo más raro, caminaba por una calle sin gente, podía ser de Fell's... pero también podía ser París... era de día, parecía más bien la tarde y el sol rebotaba en todas las paredes y en también en la acera. Caminaba sin destino pero sin poder dejar de caminar, con la sensación de que alguien estaba al acecho, todo el tiempo, sin dejarse ver. La calle de pronto era agua y entonces empezaba a ahogarme, tosía sin poder controlarme hundida en un océano que aparecía de repente y luego otra vez estaba allía caminando en esa calle que no acababa con la sensación de persecusión transtornándome eternamente.

Cuando empecé a recuperar algo de la conciencia lo que sentí fué efectivamente muchísimo dolor. Dolor corporal del que hacía tiempo no sentía, me dolía la cabeza, los brazos... hasta el mismo respirar me causaba dolor en el torax. Respirar. No había abierto aún los ojos pero la sensación de estar respirando conectada a alguna cosa, el olor del Hospital, todo se me hacía parte de la pesadilla. Tuve que abrir los ojos un poco y alcancé a ver a Ben... recién ahí empecé a sospechar que estaba despertando. En una fracción de segundo pensé en Pauline, en la fiesta, en la jeringa y en mi humanidad... No podia ser cierto, pero se me hacía claro... era obvio que estaba respirando.

Estaba tan metido en planificar alguna manera para vengarme de Pauline que no me di cuenta enseguida de que Alma estaba despertando, de hecho fue la condenada máquina que comprobaba sus constantes vitales la que me sacó de mi ensoñacion al acelerarse un poco. 

Caminé hacia ella y pulsé enseguida el botón que había junto a su camilla para avisar a la enfermera, la conocía demasiado como para saber que estaba sufriendo por algo, seguramente de dolor; además querrían chequearla ahora que estaba despierta. -La enfermera te pondrá más calmantes -dije sin si quiera preguntarla como estaba y ni si quiera lo dije con un atisbo de duda porque aunque la enfermera se negara la iba a obligar... - ¿Recuerdas algo de lo que ha pasado? -pregunté con cierta cautela mientras la repasaba con la mirada un poco de arriba a abajo. Ni si quiera se me había pasado por la cabeza pensar que el proceso por el que había pasado sería doloroso hasta verla con aquella cara al despertar, había estado tan quieta todo el rato... Suspiré y ya clavé mis ojos de nuevo en los suyos para ver si podía aunque fuera contestar.

Apenas retomar el conocimiento escuché a Ben decir eso de los calmantes y asentí sin dudarlo. Ya se pasaría, lo peor era el estado de confusión. Ya se volvió hacia mí preguntándome si recordaba algo y volví a asentir.
-Eso creo.- dije mirándolo ya a los ojos. De a poco iba empezando a entender lo que acababa de ocurrir y me daba pánico decirlo en voz alta. -Joder...- volví a mirarlo y alcé una de mis manos ya que la otra estaba con el suero. -Lo hizo, verdad? Pauline lo hizo al final... Nos jodió.- murmuré porque no se me ocurría qué más decirle.
Es que la transformación había sido una decisión sumamente meditada y los dos teníamos muy en claro que se dificultaba mucho continuar si no era de esa forma... ahora mismo no podia ni explicarle cómo me sentía, no había manera. Y no poder sentir esa unión con él me devastaba, no había modo de que supiera cómo se sentía, sólo mirarlo y confiar en que no tenía ganas de largarse... Mi vida, nuestra vida, mi posible trabajo y el equillibrio que estábamos empezando a encontrar, todo se estaba escapando de mis manos y no quería renunciar a eso, no ahora, no pensaba hacerlo gratuitamente. -Tengo que irme de aquí, de este Hospital... Tenemos que largarnos, no quiero llorar Ben, no voy a hacerlo.- dije sin dejar de mirarlo a los ojos. -Quiero que obligues a quien sea y que me den un alta ya mismo, tenemos que encontrar a Pauline.- dije inyectada de bronca de pronto. No podía permitir que se llevara gratis nuestras vidas, podía joderme pero me la cargaría de una condenada vez.

La miré por unos segundos sin decir nada, es que ahora mismo no pensaba hacer nada de lo que me acababa de pedir...-¿Y hacer qué?- dije medio sonriendo como si estuviese loca y no diese crédito- No puedes hacer nada, estás fuera de este asunto desde...-me corté por no decir lo obvio pero la señalé un poco con un gesto de arriba a abajo, ahora era humana, no podía hacer nada en contra de Pauline, menos que menos si mi sangre ahora no la podía sanar... No iba a dejar que fuera tras Pauline estando así de indefensa, cualquier encuentro sería una muerte segura. -Desde ahora estás fuera, nos encargaremos nosotros tres -repetí un poco sabiendo que no la gustaría escuchar eso ni un poco y haciéndome a un lado porque gracias a mi buen oído podía sentir como se acercaban el médico y la enfermera por el pasillo- Y ahora ten paciencia, no nos vamos a ir hasta que te chequeen- era tentadora la idea de irnos y ya, pero si quisiera eso hubiese usado mis poderes con ellos hacia horas... Pero no, ya que mi sangre no había podido "despertarla y curarla" necesitaba que confirmaran que estaba realmente bien, ya después nos largaríamos. -Lo hago por tu bien-  la recordé como si de una niña se tratase porque ya veía que me pondría mil pegas. Y no era para menos, todo había cambiado en un segundo y en parte sabía que se sentiría desplazada al querer hacer todo Gus, Arlette y yo sin ella pero no la pensaba poner más en riesgo, ya bastante había pagado por mi. Nada de esto la hubiese pasado si hubiese estado alejada o simplemente sin mi, Pauline simplemente había querido usarla en mi contra una y otra vez, y eso se había acabado. No lo pensaba permitir más, la iba a matar tras esto, como venganza y porque se lo merecía por no haber parado de jodernos, pero no dejaría que Alma se pusiera más en peligro por mí y menos en esta situación.

[off: OMG que rara te veo con el nombre de amarillo ]

Ben no estuvo de acuerdo conmigo como esperaba. Al contrario, podía entender que le diera algo de temor que me largara del Hospital sin un alta decente, pero eso de que a partir de ahora se encargarían "ellos tres"!? -Qué demonios se supone que significa eso!?.- le dije enseguida bastante furiosa y sin poder disimularlo porque apenas estaba haciéndome a la idea de haber recuperado mi humanidad que ya estaba dejándome afuera.

Iba a seguir hablando cuando los médicos pideron permiso y entraron a la habitación. El chequeo al final fue rápido, me dijeron que en un rato ya me podría ir que me daban el alta, que los controles estaban bien... simplemente había pasado por mucho estrés.

Apenas se fueron volví a mirar Ben. -Joder Ben, ni lo sueñes, ni pienses dejarme afuera ahora, no es por mi bien... Joder.- dije intentando incorporarme. -Por mi bien hubiera sido genial que Pauline optara por dejar de joderme la vida, pero ya es tarde para eso.- dije dándome cuenta lo raro que sentia todo. Suspiré, y volvía tumbarme rabiosa. Sabia que al final Ben haría justo lo que se le daba las ganas hacer y si alguna parte de su mente había considerado que lo mejor era dejarme afuera, intentaría hacerlo por todos los medios. Hablaría con Arlette, mejor incluso con Gus que era el más sensato, no les dejaría que me hicieran a un lado. Miré a Ben un segundo y lo llamé para que se acercara. -Ven, mira...Escúchame. Esto que me está pasando es rarísimo pero le encontraremos solución y si no se la encontramos pues no será por mi debilidad de humana.- dije sin dejar de clavar mis ojos en los suyos. Los dos sabíamos los motivos de la separación cuando no quería transformarme y poco tenía que ver con que fuera "débil" o estuviera sujeta a más peligros. Me sentía, pese a los dolores y la confusion, bastante bien. Cómo si tuviera una nueva oportunidad, respirar no era una mala sensación... tenía que reconocerlo. -Entiendo que te resulte extraño o te de inseguridad porque ni te acuerdas de cómo eras humano. Ahora mismo hasta yo tengo más claros los recuerdos de tu humanidad que tú...- dije con una imperceptible sonrisa. -Pero yo he detenido mi reloj un par de años nomás, no será tan raro para mí ser humana, no me asusta. Era un pelín temeraria antes de conocerte y sabés bien en los líos en los que me metí mucho antes de convertirme... No soy frágil Ben, y seamos sinceros a Pauline no le habría resultado más fácil joderme siendo humana que vampira. Nos ha tenido en la palma de su mano a los 4 todas las veces que quiso, el vampirismo no ha servido de gran cosa hasta ahora.- dije porque era cierto. Además ahora... Joder! Hasta podía ser que tuviera algún poder? O los habría perdido para siempre al convertirme? No dije nada, pero era una idea totalmente excitante.

[off: sí, es muuuy raro !!! ]

El médico corroboró que por suerte estaba bien y se marchó a preparar el alta. Sabía que Alma se había tenido que controlar ante su presencia pero en cuanto se marchó explotó. Lo peor (o lo mejor según se mire) es que ya no era vampiresa y obviamente no había tomado verbena ni nada parecido así que no solo sus palabras rabiosas volaron hacia mí sino que también sus pensamientos rebotaron en mi cabeza. ¿Gus? ¿Arlette? Lo peor es que ya veía que alguno se ponía de su parte... -No, escúchame tú a mí, esto no es una negociación, te he dicho que estás fuera y ni pienses que Gus o Arlette se van a poner de tu lado- solté bastante seco sin disimular que había leído sus pensamientos. Nunca nos habíamos metido en esta clase de líos cuando era humana, no sabia de lo que hablaba, parecía que era ella la que había olvidado de que iba su humanidad, estaba más indefensa que nunca ante una bruja, y bueno que no era cualquiera, era Pauline. Pero siguió y siguió y ya me estaba poniendo de los nervios, seguramente yo tampoco estuviese razonando mucho porque me había pasado toda la noche en el hospital sin dormir (de hecho seguía hasta con el dichoso traje puesto) y rabiando contra Pauline peeeero no me podía poner de su parte- Joder Alma, jamás has estado metido en estas cosas cuando eras humana, parece que la que ha olvidado eres tú, claro que eres frágil en cierta manera y ella lo sabe, puede que siendo vampira no hayamos conseguido gran cosa pero ahora tú lo vas a lograr mucho menos- dije sin más- Así que basta, ¿vale? No me hagas obligarte...- y sonaba fatal pero ahora mismo estaba dispuesto a usar mis poderes con ella para que se olvidara del asunto y estuviese a salvo.

Caminé ofuscado hacia la silla para recoger su vestido de la fiesta y volví hacia ella para que se lo volviese a poner. Fue en ese momento que percibí ese último pensamiento suyo y me quedé congelado por unos instantes porque por estúpido que sonara había olvidado que era bruja... Y eso me produjo un escalofrío por la espalda que me dejó helado. Ni si quiera humana, ahora era una bruja y... joder la última bruja con la que había estado se había vuelto local y ¡ahora nos estaba jodiendo la vida tras resucitar de la muerte! Definitivamente odiaba todo lo relacionado con las brujas. Sostuve un poco su mirada al leer en su mente que eso la entusiasmaba... y la pasé el vestido de una vez- Vístete -murmuré sin más apartándome ya unos pasos para no tener que mirarla e intentar pensar con claridad.

Fue diciendo una cosa atrás de la otra sin hacerme caso y lo peor es que confirmé que estaba leyéndome la mente... No sé cómo no se me había ocurrido antes! Era obvio que lo haría... -Contrólate! Vale?.- dije ante eso porque no me hacía gracia, sabía que era mucho pedirle en una situación así pero siempre había respetado mi "intimidad" y no veía porqué empezar mal esta vez.
Murmuró que nunca me había metido en cosas así siendo humana y entorné los ojos... Era cierto que no conocía mucho de brujas pero tampoco es que él tuviera tan claro cómo resolver asuntos de brujas, joder! Y en cuanto a los peligros lo cierto es que me relacionaba con vampiros desde siempre, no les tenía ni un poco de miedo, con él mismo incluso a bares de vampiros siendo humana. -Soy más fragil que tú, vale. Pero contra Pauline no te ha servido ni la fuerza ni la velocidad, ni siquiera el no morir...- dije sin poder evitar meter un poco el dedo en la llaga, pero bien que había sido yo la que lo había acabado trayendo de la condenada muerte en parte gracias a mi padre y ser vampira o no serlo no había ayudado en nada. -Pauline no me quiere muerta, me habría matado si hubiera querido... Me tuvo inmovilizada tras golpearme un poco y no es la primera vez que mi vampirismo le parece un chiste.- dije porque efectivamente recordaba la horas que me había tenido sembrándome la idea de matarlo. -Es retorcida y está aturdida, quiere joderte... pero no piensa de manera tan lineal.- dije porque no era la primera vez que intentaba pensar "como Pauline" y era obvio que no le interesaba matarnos y ya, quería castigarlo.

Ben me alcanzó el vestido y supe que había "escuchado" lo de ser bruja, mejor ya no pensar más nada sobre eso. -Estás demasiado peleador.- dije ya poniéndome un poco de pie con algo de ayuda y cogiendo el vestido. -Relájate un poco... Fumaré, beberé todo el café que quiera, comeré los platillos más deliciosos del mundo, tomaré sol, me bañaré desnuda en el río... Y cuando me canse, recuperaremos el curso de las cosas. Serán unas vacaciones.- murmuré optimista sin evitar morder mi labio inferior mientras ya me quitaba el camisolín y me pasaba el vestido por la cabeza.

-No te prometo nada-bufé un poco molesto, ni si quiera la estaba leyendo la mente a propósito, era algo que me salía solo dada la situación. Ya no sentía aquel vínculo con Alma como para poder saber lo que ella estaba sintiendo así que esto era lo único que me quedaba... y bueno que me los había puesto en bandeja también, era como si su mente me gritara a la cara cada cosa que yo no quería escuchar. Ni la contesté a eso de la muerte porque no había sido precisamente mi ex la que me había matado... Más bien había sido el suyo- Vale, genial, haz lo que te de la gana, como siempre- solté bastante borde negando con la cabeza. Puede que si estuviese un poco peleador para que mentir.

La vi ponerse en pie con dificultad y tuve que hacer un gran esfuerzo para no acercarme a toda prisa a ayudarla. Pero ya veía que se lo tomaba a mal, o que se yo... Así que me quedé quieto simplemente escuchándola y odiando en el fondo un poco todo lo que decía porque estaba claro que nuestra vida nunca volvería a ser la misma. Y es que había sido una vida tan buena... Al menos cuando no nos andaban jodiendo la vida y nos metían en míos claro- Te das cuenta de que no son unas vacaciones, ¿no?- murmuré finalmente sin saber ya ni si lo decía en serio o no porque estaba claro que hoy no nos estábamos entendiendo ya que cada uno pensaba cosas distintas sobre cómo llevar el tema y ni si quiera sabía que conocía ella de la "cura" o lo que le había dicho Pauline. Vi cómo se iba poniendo el vestido y apoyé mi espalda en la pared de aquella habitación mientras la miraba. Suspiré. - Te di de mi sangre. Cuando estabas inconsciente- dije comenzando a hablar- No es que fuese a convertirte ni nada así sin tu permiso pero... Supongo que me asusté al verte inconsciente tras tanto rato-aclaré esperando que me entendiese- Y simplemente... No la aceptaste, la escupías, era... como si te ahogaras con ella...-fui diciendo con la mirada un poco perdida ante ese recuerdo. Me había dolido tanto en aquel momento... Bueno en realidad seguía doliendo, el tema de la sangre, de esa conexión que ya nunca sentiríamos, ese vínculo... Era fuerte se mirara por donde se mirase- No creo que sean unas vacaciones- dije clavando mis ojos en los suyos y esperando que entendiese lo que la estaba intentando decir. Al parecer lo suyo no tenía vuelta atrás, no podría ser más vampira.

Al principio se enfadó un poco conmigo por lo que le habìa dicho, pero es que desde que había despertado no para de contradecirme en todo lo que proponía!
Empecé a ponerme el vestido mientras lo escucha continuar hablando y no me pasó para nada inadvertido su cambo de tono.... si hasta recién había sido algo dominante o lo que fuera, ahora estaba triste o desconcertado, a saber. Escuché cada palabra y sentí como el corazón se me aceleraba ¿Nunca más sería vampira?¿Era eso?¿Así funcionaba la estúpida inyección que me había metido Pauline? Joder! Tenía lógica... era una excelente manera de jodernos para siempre.
No dije nada enseguida, ni siquiera sabía si efectivamente estaba escuchándome los pensamientos y no me hacía ninguna gracia. Suspiré cuando me lo acabé de poner y así descalza me acerqué a él que se había apoyado en la pared. Me miró y supe que iba en serio, estábamos jodidos. -Súbeme el cierre, por favor.- le dije girándome sin decirle más nada. No sabía ni por dónde empezar, no podía imaginarme cómo salir de esta. Dentro mío el corazón seguía acelerado y sentía que entraba en calor de los nervios y la bronca contenida. Todavía estaba de espaldas cuando toda mi estúpida vida pasó por delante de mis ojos, no podríamos seguir juntos... o sí, pero antes o después las cosas se acabarían, ya lo sabía, siempre lo habíamos sabido... Y entonces qué haría, envejecería, moriría... joder! Justo cuando estaba empezando a entender de qué iba ser vampira. Justo cuando empezaba a sentir que de verdad en él, en Arlette, en Gus... tenía una especie de familia. La mente me latía, todo en mí era una pulso lleno de ira y de resentimiento... se me secaba la boca y ni podía hablar. Suspiré otra vez cuando me subió el cierre. -¿Qué haremos?¿Qué harás?.- dije girándome al final y clavando sin poder evitarlo mis ojos en los suyos. Sólo necesitaba saber qué sentía, recomponer ese vínculo, leerle los pensamientos o algo, me esforcé sin siquiera pensarlo en rebuscar en su mente y no encontré nada pero algo pasó porque sentí una vibración de lo más extraña y un instante la cara de Ben se transformó en cara de dolor, dejé de hacer lo que fuera que estaba haciendo y lo miré ya totalmente asustada.

Me pidió que la subiera el cierre sin comentar nada de lo que la había dicho y quise de verdad matarla. Me pedía que no la leyera la mente pero tampoco me decía realmente nada... La subí la cremallera con un movimiento seco y sin rozar ni su espalda de pura bronca y de golpe me abrumó el recuerdo de hacía años cuando no me había dejado entrar en su casa y me había hecho subirla la cremallera de varios vestidos... No voy a decir que ahí mismo me había enamorado de ella pero bueno que ahora mismo era humana de nuevo y claro que eso me traía muchos recuerdos y muchas sensaciones del principio...

Suspiré por un segundo intentando centrarme pero todo pasó muy rápido porque apenas girarse y mirarme me empezó a doler muchísimo la cabeza, como si alguien estuviese rebuscando en ella por la fuerza. Bueno, alguien no, Alma. -Tú puedes empezar por no usar tus poderes conmigo- solté lleno de rabia mientras me llevaba una mano a la cabeza todavía algo dolorido y me alejaba unos pasos de ella. Esto era precisamente lo que odiaba, en el fondo sabía que seguramente lo hubiese hecho sin querer pero me daban taaaanta rabia (y miedo) las brujas que ahora mismo no podía ni mirarla, joder. Lo había pasado tan mal con Pauline en su momento que sentir que todo podía ir igual me desquiciaba, y estaba claro que mal empezábamos... -Mira solo vámonos-dije suspirando intentando tranquilizarme- Trazaremos algún plan o algo con Gus y Arlette y... ya veremos- dije simplemente sin querer hablar ahora mismo de "nosotros" y queriendo postergar eso ahora mismo lo más posible tras su "ataque" a mi mente- Te espero en el coche- murmuré antes de salir de la habitación sin decir más nada. El médico llegaría ya mismo a darla el alta y yo necesitaba esos minutos solo para no descargar más mi ira con ella ni nada así porque en el fondo sabía que no se lo merecía.

Dijo eso antes que nada y casi me da algo. Joder! No es como si lo hubiera hecho a propósito. Claramente tenía poderes. Lo había imaginado tras el relato de los días en Berlín pero no había experimentado realmente la sensación hasta ahora... de hecho, era innegable que me gustaba y hasta empezaba a sospechar que todo era parte del plan de Pauline. Ben dijo eso y se largó dejándome sola y algo asustada. No sabía realmente cuánto control podría tener sobre mis "poderes" o para qué servían... pero estaba claro que necesitaba aprender a controlarlos si pretendía no herir a nadie a mi alrededor.

Suspiré cogiendo mis cosas y acabé ya de acomodarme los tacos. No era el look más apropiado para un Hospital, me sentía totalmente fuera de lugar, en más de un sentido. Estaba por largarme de la habitación cuando entró una asistente con un ramo de flores. La miré sin entender. -¿Señorita Blaquier verdad?.- dijo antes de dármelas. - Llegaron temprano pero no quería interrumpiros.- dijo alcanzándome las flores y largándose antes de que le diera las gracias y le preguntara quien las mandaba. Tenían tarjeta. "Estimada Señorita Blaquier, lamentamos profundamente los eventos del día de ayer. La esperamos en el periódico cuando se reponga. Atentamente, Thomas Blas". Sonreí mirando la nota y las flores ¿Significaba que tenía el trabajo? Vaya vida la mía. Guardé la tarjeta en mi bolso y dejé las flores en un jarrón en la mesa de esa habitación del Hospital. No tenía ganas de aparecerme con un ramo en el coche de Ben... No tenía ganas de ir al coche de Ben en realidad, lo odiaba. Como siempre estaba pensando en él... ni siquiera en esta hora complicada que nos tocaba pasar era capáz de salir un poco del centro de la escena. Antes de salir se me ocurrió que era buen momento para escribirle a Arlette y Gus, sabía que luego ya sería dificil tener algo de "privacidad" con Ben al acecho. "Me dieron el alta. Ben va a enloquecer... y yo también, quédense cerca" escribí sin pensar demasiado. Le mandé el mensaje a Gus, sabía que era el más razonable y confiaba en él, lo necesitaba.

Salí de la habitación finalmente y fui hasta el coche con la sensación de estar totalmente desubicada gracias al vestido de noche que llevaba en pleno mediodía. Ben estaba allí sentado esperándome. Moría de ganas de fumar y sabía que no era lo más oportuno del mundo, pero echaba de menos todo eso. El sol me nubló la vista, sentí el calor en mi cara y sonreí encantada con esa sensación. Cerré un segundo los ojos y ya me metí en el coche. -Vámonos.- dije apenas acabé de sentarme. Quería hablar pero no sabía qué decir... hacía tiempo que no sentía tantas sensaciones encontradas. Pasamos unos minutos en silencio hasta que no me aguanté. -Escúchame. Sé que estás asustado y probablemente todo esto te esté volviendo loco...- dije sin mirarlo, con la vista en el horizonte. -Yo también estoy asustada y no sé cómo manejar nada de lo que está ocurriendo... Sólo intenta no enfadarte conmigo, no tengo la culpa de toda esta locura, no elegí nada de todo esto.- le dije ya mirándolo un segundo.

Apenas salir de la habitación supe que me había comportado como un cerdo, Alma lo que necesitaba ahora era un poco de comprensión y… yo que sé, cualquier cosa antes que me largara. Seguramente ella estuviese también muy asustada por haber usado de golpe unos poderes que ni entendía… Pero era mayor a mi fuerzas, así que en vez de volver a entrar lo único que hice fue caminar directo hacía mi coche. 

Los minutos pasaron y yo les mandé un mensaje mientras tanto a Gus y Arlette para que fueran yendo hacía mi casa. Contra antes habláramos entre todos como seguir mucho mejor. Ya cuando Alma llegó por fin al coche arranqué enseguida y lo que siguieron fueron unos horribles minutos en silencio. Seguramente solo fueran horribles para mi porque odiaba a más no poder el silencio (y más en momentos tensos porque estaba claro que a estas alturas ya había aprendido a estar en silencio con Alma…) y ahora mismo prefería no meterme en su mente, no quería saber lo que estaría pensando y sinceramente tampoco me quería arriesgar a que de alguna manera debido a eso ella consiguiera entrar en la mía. No la gustaría lo que estaba pasando por mi cabeza ahora mismo. 

Por suerte Alma no era de las que se callaba las cosas…- Ya, lo sé, lo siento- murmuré tal vez demasiado seco para sonar sincero. Pero en el fondo lo decía de verdad, sabía que lo que ella necesitaba era comprensión por mucho que a mi no me saliera y no se lo merecía- Sé que no querías esto, es mi culpa de hecho, así que bueno, que lo siento- volví a disculparme sin apartar la mirada de la carretera conduciendo mucho más deprisa de lo normal (y ya era decir!). Ahora mismo solo quería llegar a casa, quitarme el dichoso traje y esperar a que Arlette y Gus llegaran a casa lo antes posible. De hecho esperaba de verdad que estuvieran allí, todo sería más fácil con ellos de por medio. -Sabes que estoy aquí para lo que necesites...-terminé diciendo.

Ben respondió con algo más de empatía y sonreí levemente. En el fondo sentía que algo dentro mío estaba totalmente revolucionado y lo menos que precisaba era que se me "desordenaran" más cosas en la vida, me conocía lo suficiente como para saber que si quería mantener la paz necesitaba a todos de mi lado.
No dije nada, sólo sonreí y enseguida sonó el móvil. Ni lo miré, estaba segura de que era Gus... y también de que Ben les habría escrito seguramente.
Doblamos por una de las esquinas y ví una florería, recordé lo del periódico y estuve a un segundo de contarle eso y preguntarle si le parecía señal de que tenía el trabajo o qué. Pero me llamé al silencio, si nunca le había importado realmente demasiado todo ese asunto de conseguir empleo probablemente ahora le pareciera una estupidéz que saliera con cosas como esas... me callé entonces la boca y me quedé un poco pensando en eso. En cómo sería mi vida a partir de ahora, en las cosas que podía hacer y en todas las que ya no podría hacer. En el fondo, estaba claro que me preocupaba por nimiedades porque no acababa de aceptar que esto fuera realmente para siempre, tenía que aferrarme a la idea de que habíamos vencido cosas más complicadas, serían unas vacaciones, eso... unas vacaciones nomás. Había que verle el lado bueno y el lado bueno era inconfesable: me gustaba estar viva. No podía decírselo a Ben porque iba a decepcionarlo, pero todo dentro mío indicaba eso. Iba pensando esas cosas cuando llegamos por fin a casa. Estaba mi coche, que les había prestado de momento a Gus y Arlette, de modo que supuse que ya estaban en casa.

Estuvimos el resto del viaje en silencio y yo más de una vez había estado tentado de tirarme desde el coche en marcha porque tanto silencio no podía ser bueno... Nos apresuramos a entrar en la casa ni bien aparqué el coche y enseguida vimos a Gus y a Arlette en el sofá, quienes se pusieron en pie al vernos entrar. De hecho hubo un silencio de apenas unos segundos un poco incomodo, nos miraron un poco cautos (y seguramente un poco alucinados después de haber recibido dos mensajes diferentes nuestros pidiendo su “ayuda”) pero enseguida pude ver como se centraban más en Alma, evaluándola y escuchando como su respiración era lo único que rompía el silencio en aquella sala- Hey, ¿cómo te encuentras?-saludó Gus tomando la iniciativa de la conversación- Se te ve bien-fue diciendo mientras yo me iba quitando la chaqueta del traje y la dejaba por allí de cualquier manera- Supongo que necesitaras una ducha pero te hemos conseguido algo por si tenías hambre-murmuró señalando unos sándwiches que estaban sobre la mesita del salón y que habían comprado de camino a nuestra casa, lo que hizo que me diera una pequeña punzada de culpabilidad porque ni se me había pasado por la cabeza aquella idea. Definitivamente era el peor marido de la historia.- Y yo te he conseguido algo mejor- dijo en cambio Arlette sonriendo ampliamente mientras se acercaba hasta Alma y la cogía de la mano para acercarla hasta la mesita y que viera también el pequeño frasco con verbena liquida que había allí. Se sentía un poco culpable por no haber evitado todo aquello y al mismo tiempo después de todo lo que habían pasado le tenía ya mucho cariño a Alma así que en general toda la situación le apenaba y quería ayudarla lo más posible en aquel trance, se merecía algo de intimidad en su mente humana ahora que estaba rodeada de tres vampiros con muy poco control- Algo de intimidad no te vendrá mal- se burló un poco mientras ya la soltaba de la mano y se quedaba mirándola un poco con Gus, casi como quien observa algún experimento científico o algo así. Un poco lo era la verdad.
Suspiré-Bueno yo voy a darme una ducha, después vamos a hablar de como acabar con Pauline, se acabó el estarlo postergando y jugando a que llevábamos una vida perfecta- dije un poco seco porque ya veía que como les diera un poco de margen los tres querrían seguir como que no pasaba gran cosa y que había que esperar a que Pauline diese el siguiente paso. Y ni de broma iba a esperar. Esto tenía que acabar cuanto antes.- A sus ordenes mi capitán- me vaciló Arlette haciendo que yo la mirase enseguida mal antes de subir las escaleras para ir a darme aquella ducha

Entrar en casa fue bastante extraño porque había olvidado por completo algunas sensaciones que ahora me parecían obvias. No era fácil describir cómo se sentía ahora todo alrededor, pero definitivamente la percepción me había cambiado un 100%. Por ejemplo, era extraño que no se escuchara tanto todo, durante todo el tiempo...
Gus me recibió con más empatía de la que imaginaba y me dieron ganas de abrazarlo. De verdad era un sol. -Gracias.- dije mirándolo y luego a Arlette mientras me quitaba el saco. -Claro que quiero bañarme pero no estará mal comer algo antes... dije mirando unos sandwiches, joder! cómo sabrían? De pronto me ganaba otra vez la curiosidad, no podía con mi genio. -Estoy bien, rara... rarísima, pero bien.- dije mirándolos para tranquilizarlos y sonreí con lo que dijo Arlette al ofrecerme la verbena. -Me alcanzaría con recuperar mi brazalete... pero no tengo idea dónde estará. Creo que tendré que ver cómo me las apaño, no quisiera empezar a beber verbena así sin más.- dij cogiendo de todos modos la botellita. Había sido muy gentil de su parte sacarme ese peso de encima.
Ben, que había permanecido en silencio pero claramente molesto, acabó diciendo eso sobre Pauline y sonreí con la tontería de Arlette antes de que se largara a ducharse de una vez, al final lo precisaba casi que más que yo misma. -Esta desorientado.- dije cuando ya sentí la ducha abierta. -No es que yo no lo esté... Pero no quiero enloquecerme y no sé...- dije sin saber si confiarles enseguida lo de la magia. Al final era mejor que lo supieran. -Sin querer intenté entrar en su mente antes... En el Hospital.- dije mirándolos y ya me senté para comer uno de esos sandwiches. -Pero no puedes... O sí?.- me preguntó Gus acercándose a la mesa. -No, no... Claro que no, pero parece que le causé algo... un dolor.- dije mirándolo y luego a Arlette. -Tienes poderes, eres bruja.- dijo Arlette como si de verdad no lo hubiera pensado antes. -Claro que lo eres, te ví hacerlo... en Berlín, qué sentiste?.- preguntó enseguida Gus en parte porque tenía muy presente lo mucho que me había gustado y entusiasmado en aquél momento. -Terror.- dije enseguida. -No quería joder a Ben y que le doliera... Pero luego, debo reconocerlo, una gran curiosidad. Joder! Toda mi vida hubiera sido totalmente diferente....- dije dejando un sandwich con apenas un mordisco. -No es que no me gustara la que tenía, pero... es como si... me detuve. -Una segunda oportunidad.- completó Arlette entornando los ojos.

Gus y Arlette se miraron y ni les hizo falta decirse nada porque ambos sabían que esa simple idea me destrozaría... aunque por como habíamos llegado a casa ya se podían imaginar que yo tenía alguna idea de que eso era “una segunda oportunidad”. Arlette arrugó la nariz y dejó que Alma siguiera “jugando” con el sándwich antes de no poderse contener- Como le jodas haré de tu vida un infierno, te lo aseguro- le dijo duramente Arlette a Alma en plan sobreprotector y con tono de bastante amenazaba mientras la señalaba con un dedo.

Mi ducha había sido express, es decir, súper rápida porque no me fiaba nada de dejar a esos tres solos, ya veía que Alma les convencía en un segundo de alguna cosa contra Pauline y no lo pensaba permitir así que apenas habían pasado 5 minutos cuando bajé las escaleras ya duchado y cambiado de ropa con uno de mis jeans favoritos y una simple camiseta gris.

Alma no se demoró en ir a ducharse también y nosotros tres permanecimos en silencio por unos instantes, al menos hasta que escuchamos como Alma se encerraba en el baño ya de la planta a de arriba- Joder, joder, es súper fuerte- dijo Arlette poniéndose en pie y perdiendo toda la calma que había “mantenido” en presencia de Alma.- Hasta que no la he visto con mis propios ojos no me lo creía- reconoció Gus también porque había alucinado un poco. No todos los días se veía a una vampira ser de nuevo humana... De hecho eran la primera vez que lo veía- Jamás hubiese pensado que fuera posible-  siguió Arlette- Y parece tan normal... Es decir, su corazón parece que late a un ritmo normal como el de cualquier humano y su sangre huele normal también- fue enumerando Gus siendo como siempre el más analítico de los tres. - Si quitamos el hecho que una simple gota de su sangre nos jodería a todos y que ahora es bruja supongo que si, que es normal- dijo Arlette enarcando una ceja mientras yo mismo suspiraba. Ella me miró enseguida, yo todavía no había abierto la boca y me conocía demasiado. -Como la dejes por esto te buscaré por todo el condenado mundo y te mataré, te lo juro- me soltó esta vez a mi Arlette con el mismo tono que había usado con Alma y señalándome con el dedo también. Entorné los ojos y me dejé caer en el sofá al lado de Gus- Hay que mantenerla apartada de todo esto.-fue lo primero que dije aprovechando que para variar habían cerrado la boca- No te precipites en nada- empezó Gus enseguida pensando vete a saber que- Hay tiempo y...- le interrumpí- Y nada, no quiero que se meta en nada de lo que sea que planeemos contra Pauline- recalqué enseguida intentando que pensaran como yo antes de que Alma bajase-¿Por qué? Es humana pero no está invalida- la fulminé con la mirada pero ella me interrumpió antes de que yo dijera nada- Sé que querrá ayudar y ademas es bruja, es nuestra mejor baza ahora mismo contra Pauline- no me podía creer lo que estaba escuchando- Podemos entrenarla y enseñarla a usar sus poderes y....- ahora la interrumpí- SI PORQUE LA ÚLTIMA VEZ QUE AYUDAMOS A UNA BRUJA NOS FUE DE MARAVILLA- la grité totalmente furioso sin poderme creer que fuera tan “egoísta”. ¡Joder! Pauline era la muestra de eso, no valíamos para estas cosas, solo la llevaríamos al lado oscuro o vete tú a saber- Puede que no sea vampira ahora pero te aseguro que sorda no es- me soltó Arlette cabreada por mis modos y porque estaba claro que mi grito se habría escuchado hasta en casa de la vecina... Suspiré intentando calmarme- Mira, no sé si debemos dejarla fuera o dentro de esto pero joder Ben tú fuiste quien despertó sus poderes en su “pasado alternativo” y hoy mismo has sido tú el puto causante de que los haya usado- Gus ya se imaginaba que yo había estado en plan cerrado o algo y Alma había intentado entrar en mi mente con sus poderes de pura desesperación- Así que lo primero te calmas y lo segundo asume que si alguien puede ayudarla en esto eres tú, ya después verás lo que quieres hacer- acabó Gus siendo como siempre la voz de la razón y el único capaz de calmar los humos entre Arlette y yo.

Moría de ganas de escuchar la conversación, pero era lógico que hablaran de una buena vez los 3 solos. Sólo esperaba que no tramaran algo a mis espaldas... aunque sabía que mejor que Ben estuviera acompañado o acabaría liando todo. Cerré los ojos intentando relajarme un poco, ya no podía ni llevar la cuenta de la cantida de veces en los últimos días que había intentado relajarme bajo esa misma ducha ¿Es que encontraría alguna vez la condenada paz? Todo parecía indicar que no. Que mi vida, humana o no humana, estaba destinada a ser una sucesión de hechos incomprensibles y extraordinarios. Sentí el agua caer en mi cuello y en mi espalda, moría por intentar "usar" otra vez esos poderes pero algo internamente me hacía resistirme... Bueno, no era técnicamente "algo" sino alguien. De algún modo temía que esos poderes acabaran apartándome de Ben y aunque lo negaría en voz alta, dentro mío sentía que no podría aceptarme así y que yo misma ya era una persona diferente. Por un instante una idea se cruzó en mi mente ¿No sería ese el plan de Pauline? Había fingido dudar pero lo tenía todo planeado, qué mejor venganza que usarme para hacerlo vivir todo otra vez. El sentir que poco a poco quien tienes al lado ya no es quien crees... Joder, suspiré, estaba enloqueciendo. Mejor controlarme y recuperar un poco la cordura. No importa cuanto Pauline intentara jodernos, éramos fuertes, no iba a conseguirlo, teníamos que encontrar la manera de salir de esto... porque eso quería, verdad? Salir de esto. Pensé en eso y se me hizo un nudo en la garganta. No lo tenía en claro. Quería ser vampira y vivir para siempre y la vida que habíamos conseguido... pero joder! Tenía malditos poderes! Los tenía de nacimiento, desde siempre, era la única estúpida herencia que me quedaba de mi familia, lo único que me hacía reconocerme como parte de ella... Al final sí que tenía familia, por mucho que lo negara.

Me sacó Ben de mis pensamientos con un grito que escuché clarito y me estremeció ¿Qué demonios quería decir con eso?¿Cómo se suponía que había "ayudado" a Pauline? Porque era obvio que había hablado de ella... Joder, maldito Ben, mejor que me contara desde el principio esa historia como primera medida y luego ya nos pondríamos a planear las cosas como se debía. Salí de la ducha tras acabar de bañarme en un segundo, no quería dejarlos ya ni un segundo más a solas.

look alma:

Me cambié con una simple camiseta y un jean, y aparecí en el salón secándome el cabello con una toalla apresurada.
-Tienes que aprender a bajar la voz si no quieres que te escuche.- dije apenas llegar a ellos mientras le hacía un guiño a Ben. -Pero vale, mejor así, que es importante que la información circule entre nosotros...- murmuré ya mirándolos a los ojos un poco a cada uno. -Vais a decirme qué demonios es eso de que habéis ayudado a Pauline alguna vez?.- pregunté sentándome en el sofá al lado de Ben. -Necesito saber a qué me estoy enfrentando. No van a protegerme si no me cuentan la historia desde el principio... Joder Ben.- dije ya mirándolo. -Vale, empezaré por compartir yo lo que he pensado... Puede que sean locuras mías, pero puede que no... ¿Y si este era el plan desde el principio? Y si Pauline sólo quería que yo acabara repitiendo su historia? No sería una venganza digna?.- murmuré siendo honesta con él y con todos.

Alma apareció por el salón más pronto que tarde e hice una mueca cuando mencionó lo de mi grito pero de verdad que me daba lo mismo que me hubiese escuchado, puede que Gus tuviese su punto pero yo seguía pensando que quería dejarla fuera de esto- A mi me suena lógico- dijo Arlette enseguida porque el “plan” que mencionaba Alma también se le había pasado a ella por la cabeza, parecía la mejor manera para jodernos y Pauline tenía ese tipo de mente retorcída. Yo ni comenté nada pero seguí sintiendo la mirada de Alma esperando una contestación y suspiré. -No hay nada que contar- dije sin más, a grandes rasgos ya la había contado todo y no me apetecía hablar de ello... Bueno en realidad era una época de mi vida de la que no me gustaba hablar en general- A ver, por aquella época vivíamos en una pequeña región del norte de Francia- empezó en cambio Gus a hablar enseguida dispuesto a darle las pocas explicaciones que yo no pensaba dar- Digamos que era un sitio... peculiar- no era tan “raro” como Fell´s pero también era una zona en la que había más vampiros de lo normal. -Cuando conocimos a Pauline ella tenía apenas 16 años, no controlaba todavía mucho sus poderes, era muy novata-dijo mirando a Alma para ponerla en situación.- Con el tiempo empezó a salir con Ben y... Supongo que a todos nos llamaba un poco la atención el tema de la magia, era algo nuevo, intrigante y ella estaba muy entusiasmada- fue diciendo mientras Arlette le susurraba a Alma que éramos dos ilusos porque a ella desde el principio le había dado mala espina aquella cría. Gus la fulminó con la mirada y siguió hablando- Y si, supongo que la ayudamos un poco, le conseguíamos ingredientes, leíamos con ella algunos libros... Lo típico de brujas- dijo ya medio riendo y negando con la cabeza sin saber ni como definirlo- Pero las brujas no dejan de ser seres sobrenaturales que en malas compañías puedes hacer mucho daño- apuntillé. Pauline se había echado a perder por empezar a usar magía negra y ni si quiera sabría decir como había empezado en eso pero quien sabe, nosotros habíamos estado presentes todo el rato, ¿quien dice que no fuese nuestra culpa? Había más vampiros y más brujas en su vida pero a saber.-Sé lo que me vas a decir- corté a Alma antes que nada porque me la conocías de memoria- Que tú no eres ella, que te podemos ayudar, que quieres estar en lo que sea que planeemos contra Pauline y mi respuesta sigue siendo la misma: No.

Escuché la historia con atención, algo de eso sabía pero Ben nunca había estado demasiado dispuesto a darme los detalles, así que era una buena ocasión. Acabaron un poco de contar todo y asentí pensando en ello, iba a decir algo pero Ben me ganó dejando en claro su punto de vista. -Claro que no soy Pauline.- dije enseguida. -Empezando porque ni soy una cría, ni creo que deba pedir ningún tipo de permiso o autorización.- dije sin dejar de mirarlo con una breve sonrisa. -Me conoces Ben, sábes lo tozuda que puedo ser... No voy a quedarme aquí esperando.- dije ya poniéndome un segundo de pie. -Adoraría fumar, eso quisiera.- dije ya mirando un poco alrededor, no era tan imposible de pensar, cada poco fumaba algo por poco que tuviera sentido. Fuí hacia uno de los muebles y saqué una cajilla del cajón. -Ser humana es raro.- les dije acercándome otra vez a ellos y sentándome en el sofá antes de encender el cigarro. -Y serlo luego de haber sido vampira es especialmente raro... todo se siente como... pausado.- murmuré antes de darle una calada. -Me encanta que compartas tus sensaciones Alma, pero tenemos un problema que resolver.... Si de verdad Pauline quería esto debe haber pensado los detalles.- dijo entornando los ojos como forzandose a pensar. -¿Detalles?.- preguntó Gus. -De alguna manera tiene sentido este plan si es que Alma acaba como ella, debe tener pensado algo, forzarte de alguna manera.- dijo mirando un segundo a Ben. -Ya sé que no quieres pensarlo pero Gus tiene razón, has sido tú el que la ha forzado a usar magia hasta ahora.- dijo Arlette, los miré porque no acababa de entender a qué iban.

Entorné los ojos ni bien dijo que no era una cría porque ahora mismo lo dudaba mucho y fui escuchando todo lo demás. Me costaba realmente salir de ese estado sobreprotector, siempre lo había sido en un punto y ahora parecía multiplicado por mil, seguramente por el hecho de que era humana y por el hecho de que ahora mismo ni sabía hacía dónde iría nuestra relación con tanto cambio... Aún así suspiré mientras la escuchaba delirar sobre el tabaco y los cambios que sentía. Los dos eramos muy tozudos pero algo me decía que estaba vez no podría dejarla fuera... Y una parte de mi mente se empezaba a plantear si sería lo mejor. ¿No la había dejado fuera de "mis asuntos en Fell´s" y eso había llevado a mi muerte en Ámsterdam? Tal vez contar con otro punto de vista para variar no fuese tan malo por mucho que ese punto de vista viniese de una bruja... Además tras todo lo de Ámsterdam le había prometido que no volvería a dejarla fuera de nada así, ¿no?. Maldita Alma. Y malditos Gus y Arlette que parecían dispuestos hoy a darla la razón y meterla en esto como fuera. -Esta bien, ya esta, lo haremos como os dé la gana- murmuré algo seco finalmente poniendo las manos en alto como si me rindiese o algo así. Antes de mirar más a Alma que a cualquier otro- Pero con condiciones: no toleraré que uses la magia conmigo y a la mínima sospecha de que usas algo de magia oscura... nos largamos- dije señalándome a mi mismo, a mi prima y a Gus. Podía sonar a amenaza y tal vez lo fuese pero no lo pensaba tolerar. Ante cualquier de esas dos cosas me largaría para siempre.

Arlette dijo eso y parecía que el único que estaba realmente dejándome afuera era Ben, así que al final aceptó que participara en lo que fuera que acábaramos decidiendo hacer. -Vale.- dije por todo eso de no usar magia con él ni meterme conn magia negra, seguía sintiendo que era injusto conmigo... no tenía la culpa de que empezara a dejarse llevar por fantasmas de su propio pasado, no había elegido nada de esto y tampoco era como si me encantara... pero no tenía ganas de seguir discutiendo eso, sobre todo cuando apenas sabía de lo que hablaban... había crecido bastante lejos del mundo de los brujos, o eso creía. No tenía la menor idea de cómo es que alguien podía empezar a meterse en esa magia negra o complicar las cosas.
-Y qué haremos? Pensaron algo... es decir, necesitaría saber un poco más cuáles son los efectos de esa cosa que me metíó en la sangre.- dije mirando más que nada a Arlette que me parecía la más dispuesta a darme más información de los 3. -La cura ha sido solo un rumor por años, pero al final parece que es cierto. Si lo que te ha metido Pauline es eso tu sangre es peligrosa para nosotros, desde ya que no podemos beberla y bueno... por supuesto que tampoco te puedes curar bebiendo la nuestra.- dijo como si eso último ya fuera obvio.
Suspiré y le dí otra calada al cigarro, echaba de menos cuando nuestros problemas eran consecuencia de nuestras propias tonterías, como el rollo de si liarnos o no entre nosotros o cómo manejar los deseos y las fantasías de todo el mundo... sonreí un segundo con ese pensamiento. Si para algo había servido el regreso de Pauline era para ponernos por delante las cosas de las que debíamos preocuparnos de verdad, Arlette me miró sonreir y enarcó una ceja. -De verdad estoy empezando a echar de menos que nuestros problemas sean si nos liamos o cuándo y cómo.- dije en parte para explicarle la sonrisa y en parte para cortar un poco la tensión que sentía. Arlette se rió y alzó las manos. -A mí no me digas nada, yo siempre he dicho que eran tonterías... Aquí la que se hacía problema eras tú.- dijo condesparpajo y enorné los ojos un poco en broma dadas las cosas.

Yo también echaba de menos eso...De hecho aunque siempre lo había evitado ahora mismo me hubiese metido en una conversación de “sexo entre los cuatro” sin problemas, cualquier cosa me parecía mejor que el tema de brujas y el lío en el que estábamos ahora...- Tendremos que estar alerta porque controlar tus poderes no te será cosa de un día para otro y no sabemos que puede haber planeado Pauline mientras tanto... Pero creo que nuestra prioridad debes ser tú, debes aprender a usar tus poderes y cuando estes lista, atacaremos-murmuró Gus como si fuese el único plan posible. Yo ni abrí la boca que se veía que hoy ellos tenían todo muy claro y mi opinión importaba bien poco- Deberías llamar a tu padre, él te podría dar los primeros consejos y casi todas las familias de brujos tienen algún pequeño libro con hechizos y demás- comentó Arlette mirando a Alma y empezando a afrontar el tema “magia” con cierta naturalidad.
-Genial, pues ya hay un plan...-murmuré “encantado de la vida” mientras miraba el reloj con cierto aburrimiento. Iba a ser divertida aquella llamada de Alma a su padre... Lo primero porque sabía que Alma siempre se resistía a ponerse en contacto con él y después porque ni me quería imaginar la reacción de su padre. ¿Se alegraría? ¿Lo contrario? A saber.

Fueron dando sus opiniones, pero apenas dijeron eso de llamar a mi padre suspiré. No me hacía gracia, nunca me había resultado algo demasiado genial y era cierto que había ayudado como había podido, pero también era cierto que su extraña "relación" con Pauline no ayudaba a que le tuviera particular confianza con este asunto... además ¿Porqué iba a ayudarme? Nada tenía lógica. -Vale, lo llamaré.- dije un poco excusándome por haber tomado este tiempo para "deliberar" pero era evidente que no me gustaba la idea para nada. -A lo mejor tampoco sea tan malo, mejor si no me expongo a hacer cosas raras... Aunque considerando que hasta ahora sólo he usado magia estando alterada, supongo que tendrán que tratarme con amor y paciencia.- dije ya al final un poco tomándoles el pelo con una sonrisa. Le dí una calada al cigarro antes de ponerme de pié para ir a coger el móvil y ver si me animaba a llamar a mi padre y (más que nada) ver si me contestaba, que no era algo que hiciera demasiado a menudo.

- Paciencia... Si, es precisamente lo que más tienen estos dos- bromeó Gus ganándose una mala mirada por mi parte y un encogimiento de hombros por parte de Arlette. Era cierto después de todo... Ninguno de los dos éramos precisamente las personas con más paciencia del mundo.
Alma se alejó para ver si llamaba a su padre y sentí como Gus y Arlette intercambiaban una rápido mirada.-Bueno y nosotros... ¿nos vamos?- preguntó Arlette dudosa porque no sabía ni que se suponía que tenían que hacer después de que Alma y yo les hubiésemos un mandado un mensaje por separado para que prácticamente viniesen a “ayudar” y no nos dejasen a solas. Yo me encogí de hombros, no estaba hoy precisamente comunicativo y en realidad no quería que se fuesen porque así era más fácil pero es que hoy nadie me estaba tomando en cuenta así que harían lo que les diese la gana dijese yo lo que dijese.- Si, creo que deberíamos irnos... Buscaremos también algo de información y mañana comenzamos con el “entrenamiento de Alma”-fue diciendo Gus. Yo continué sin decir nada de nada. Me miraron con cautela y se despidieron de Alma en voz alta para que les escuchase desde donde fuese que estuviese y después ya se fueron- Genial...-murmuré más para mi que otra cosa cuando la puerta se cerró tras ellos.