Después de lo de Sheila (libre)

Probablemente tendría que haberle hecho caso a Ben, pero no pude. Llegué a casa, me dí una ducha, me quedé en el sofá tapada con un edredón, encendí un cigarro y luego otro y así hasta que se hizo muy tarde, pero no podía dormir. Después de dar vueltas, decidí que no podía quedarme ahí... me sentía confundida, no dejaba de pensar en Sheila... ni siquiera me había podido despedir.

Me levanté, me puse un jean, un cardigan largo gris claro y saqué el coche. Recorrí la ciudad un rato... aún no aclaraba el día cuando decidí ir a lo de Ben, no me importaba la hora sabía que él casi no dormía... necesitaba explicaciones, estaba demasiado angustiada, necesitaba hablar con él.

Aparqué el coche y me quedé un instante en silencio, seguía con esa sensación de miedo en el cuerpo... Por fín me animé a bajar y llamé suavemente a la puerta, si estaba despierto me escucharía enseguida.

No habia dormido nada al final, pero me habia quedado de todas formas tumbado en la cama con Aitana. A altas horas de la madrugada escuché una suave llamada a la puerta. Estrañado me levanté de la cama y baje a abrir. Era Alma no me lo podia creer.

- ¿No te habia dicho que te quedaras en casa?- susurré para no despertar a Enrico ni a Aitana mientras la cogia del brazo y la metia rápidamente en casa.

-Sí.- dije simplemente y ví cómo me metía en la casa. -Es que... no me podía dormir...- susurré agachando la cabeza.

- Claro y solo se te ocurre salir a la calle en plena noche cuando un "asesino" anda suelto por ahí- dije sin poder evitar sonar molesto mientras cerraba la puerta.

-Fume más de 10 cigarros... no sabía que hacer, no iba a venir... hace unas horas que manejo, pero luego pasé por aquí y decidí bajar.- dije sin hacer caso a lo que decía, sabía que estaba molesto pero no había podido evitarlo. -No dejó de pensar en Sheila...- susurré mirándolo por primera vez a los ojos.

Me miro pero yo enseguida desvié la mirada, no podia afrontar su mirada despues de todo lo que habia pasado esta tarde.

- Ya...-dije simplemente mientras la hacia un gesto para que pasara al salón.

Noté como esquivó mi mirada, no dije nada sólo hice una pequeña sonrisa y pasé al salón. Las cosas seguían raras entre nosotros... y lo último era demasiado. Pero no se me ocurría a quien más acudir. -No entiendo qué pasó.- dije mientras me tumbaba en el sofá cuidando no hacer mucho ruido. -Quién era ese hombre? Porqué a Sheila?...-

Suspiré, era lógico que quisiera hablar de ello, ella no sabia nada sobre él. Me acerqué hasta ella la cogi de las piernas y me senté a su lado en el sofá dejando que apoyara sus piernas sobre las mias.

- Su nombre es Ben Miller, y su historia con Sheila siempre habia sido algo rara- expliqué- Cuando conocí a Sheila estaba asustada, no recordaba nada de su pasado y el la estaba siguiendo.- dije sin dar mas explicaciones, no sabia si con eso la valoa.

Ben tomó mis piernas y las puso sobre las suyas. -Ben Miller.- repetí como si fuese un nombre que no debía olvidar. -Sheila me contó que tenía un hijo pequeño.- dije recordándolo de pronto.

[off: me voy, vuelvo más tarde...]

- Si, pero sobre eso no se nada...-dije cortante, siempre me habia desentendido de ese tema, no me habia querido meter en eso e incluso mi primera ruptura con Sheila habia sido por eso, por lo que sobre ese tema no habiamos llegado a hablar mucho.

[off: ok, bye]

-Supongo que nada se puede hacer igual.- dije encogiéndome de hombros, en un punto era preferible así. -Tengo que tener miedo? Te puede ocurrir algo?.- pregunté, esa era una de las cosas que me atemorizaba... por algo Shey no había querido que Ben interfiriera.

- No, creo... luché alguna vez contra él pero a quien queria era a Sheila...-dije para tranquilizarla.

-Demonios!.- dije en un suspiro en parte para relajarme, pero no lo conseguía. -Ha sido la noche más extraña de mi vida... Y no puedo dejar de pensar en Shey... en cómo nos saludó, como si supiese lo que le iba a ocurrir.-

- Fue una idiota...-dije sin poder contenerme lleno de rencor, si me hubiera dejado acompañarla...

Alcé una ceja al escucharlo, pero sabía que por fín dejaba de contenerse y decía lo que realmente pensaba... -Ben.- susurré mirándolo de nuevo a los ojos para que me prestara atención.

-Claro que fue una idiota, pero fue su decisión.- dije simplemente, esperaba que comprendiera que, en un punto, me había dado cuenta que se sentía culpable y que eso era de verdad una completa estupidez.

- Pero ese no es el problema- dije desviando de nuevo la mirada y apartando sus piernas para levantarme- Sheila siempre fue muy niña y muy inocente, no debi escucharla, me conformé con lo fácil y la deje morir.

Sabía que no era mi culpa, pero no podía evitar sentir que si no hubiera estado él hubiera estado más libre para ayudarla... Ese pensamiento me dejó en silencio un instante. -Quizá tengas razón... quizá yo también debí apartarme de tí más decididamente y dejarte hacer algo... Hubieras podido?.- pregunté.

- ¿Y que mas da eso a estas alturas?- murmuré mientras paseaba por la habitación sin poder estarme quieto.

Me puse de pie. -Si te sientes culpable al menos que valga la pena.- dije, en parte porque quería saber si yo debía sentirme culpable también... eso era precisamente lo que no me dejaba dormir.

Me paré en medio de mi paseo y me quede mirandola- Ya me libré una vez de él-dije simplemente.

Era exactamente lo que no quería escuchar. Me sentí mal, profundamente mal... Había querido que Ben la ayudara pero no con tanta decisión y acabé haciéndole caso y bailando con él, me sentía horrible por eso. Bajé la cabeza y volví al sofá.

Sabia que en parte estaba descargando mi frustación con ella y que no se lo merecia pero no dije nada para intentar consolarla, me apoyé en la pared mientras miraba por la ventana.

-Quisiera ayudarte.- susurré al fin rompiendo el silencio. -Pero no puedo... estoy jodida. Fuí egoísta y es tarde.- dije lo último como si pensara en voz alta.

- Y yo fui un cobarde...- murmuré como si estuviera hablando conmigo mismo- Pero ya es tarde...

Parecía como si nos estuviésemos confesando, y en un punto... lo estábamos haciendo. Me puse de pie de nuevo y caminé hacia él... cuando estuve cerca apoyé mi frente en su pecho.

No importa qué le dijera para consolarlo, yo sabía que había sido un cobarde y tendría que vivir con eso, del mismo modo que yo había sido una jodida egoista y me daba igual lo que me dijeran, yo lo sabía.